Escrito el 6 (19) de abril de 1907. |
Se publica de acuerdo con |
De la colección:
Primera edición 1980
págs. 225-49.
La presente versión ha sido realizada sobre la base de diversas ediciones en lengua castellana y confrontada con el original ruso.
PREFACIO A LA TRADUCCION RUSA DEL LIBRO CORRESPON- |
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Apreciación clásica del oportunismo intelectual en la |
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pág. 225
   
La recopilación de las cartas de Marx, Engels, Dietzgen, Becker y otros dirigentes del movimiento obrero internacional del siglo pasado, que ofrecemos al público ruso, constituye un complemento indíspensable para nuestra literatura marxista de vanguardia.
   
No nos vamos a detener aquí, detalladamente, en la importancia que estas cartas tienen para la historia del so cialismo y para la amplia ilustración de la actividad de Marx y Engels. Este aspecto no requiere explicación alguna. Sólo observaremos que, para comprender las cartas que pu blicamos, es necesario conocer los principales trabajos acer ca de la historia de la Internacional (véase: Jekk, LaInter nacional. Traducción rusa publicada por Znanie ) y del mo-
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vimiento obrero alemán y norteamericano (véase: Franz Mehring, Historia de la socialdeinocracia alemana, y Morris Hillquit, Historia del socialismo en Estados Unidos ), etc.
   
Tampoco nos proponemos hacer aquí un esbozo general del contenido de la correspondencia y analizar los diversos períodos históricos que abarca. Mehring lo hizo perfectamente en su artículo Der Sorgesche Briefwechsel ("La correspondencia de Sorge" en Neue Zeit, año 25, núms. 1 y 2), que los editores, probablemente, añadirán a esta versión o publicarán en una edición rusa aparte.
   
Para los socialistas rusos, en la época revolucionaria que atravesamos, tienen un interés especial las enseñanzas que el proletariado en lucha debe extraer de su conocimiento de los aspectos íntimos de la actividad de Marx y Engels en el curso de casi 30 años (1867-1895). Por lo mismo, no es de extrañar que también en nuestra literatura socialdemócrata los primeros intentos de dar a conocer a los lectores las cartas de Marx y Engels a Sorge se hicieran en relación con los problemas "palpitantes" de la táctica socialdemócrata en la revolución rusa (Sovremiénnaia Zhizn [165] de Plejánov y Otkliki menchevique). Nos proponcmos analizar los pasales de la correspondencia publicada que revisten especial importancia desde el punto de vista de las tareas actuales del partido obrero en Rusia y llamar la atención de los lectores sobre ellos.
   
En sus cartas, Marx y Engels manifestaron con la mayor frecuencia sus opiniones sobre los problemas de actualidad del movimiento obrero anglo-norteamericano y alemán. Esto es comprensible, puesto que eran alemanes que a la sazón vivían en Inglaterra y mantenían correspondencia con su camarada norteamericano. Sobre el movimiento obrero francés, y, en particular, sobre la Comuna de París, Marx
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opinó más frecuente y detalladamente en las cartas dirigidas al socialdemócrata alemán Kugelmann[*].
   
Es sumamente instructivo comparar las manifestaciones de Marx y Engels sobre los problemas del movimiento obrero anglo-norteamericano y alemán. Si se tiene en cuenta que Alemania, por un lado, e Inglaterra y Norteamérica, por otro, representan diversas fases de desarrollo capitalista, distintas formas de dominación de la burguesía como clase en toda la vida política de estos países, dicha comparación adquiere una importancia especialmente grande. Desde el punto de vista científico, observamos aquí un ejemplo de dialéctica materialista: la capacidad de destacar en primer plano y de subrayar diversos puntos y distintos aspectos del problema en su aplicación a las peculiaridades concretas de unas u otras condiciones políticas y económicas. Desde el punto de vista de la política práctica y de la táctica del partido obrero vemos aquí un ejemplo de cómo los creadores del Manifiesto Comunista determinaban las tareas del proletariado en lucha de acuerdo con las diversas etapas por las que atravesaba el movimiento obrero nacional de los distintos países.
   
Lo que Marx y Engels critican con mayor acritud en el socialismo anglo-norteamericano es su aislamiento del movimiento obrero. A través de todas sus numerosas opiniones sobre la Federación Socialdemócrata (Social-Democratic Federation)[166] de Inglaterra y sobre los socialistas norteamericanos, suena el leitmotiv de la acusación de que éstos habían convertido el marxismo en un dogma, en una "ortodoxia fosilizada (starre )", de que consideraban el marxismo
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como un "símbolo de fe y no como una guía para la acción "[167], de que no sabían adaptarse al poderoso movimiento obrero de masas que marchaba a su lado, teóricamente impotente, pero vivo. "¡Dónde habríamos ido a parar -- exclama Engels en su carta del 27 de enero de 1887 -- si, en el período de 1864 a 1873, hubiéramos querido marchar siempre hombro con hombro sólo con los que se declaraban abiertamente partidarios de nuestro programa!"[168] Y en la carta anterior (del 28 de diciembre de 1886), al referirse a la influencia de las ideas de Henry George sobre la clasé obrera de Norteamérica, Engels escribe:
   
"Uno o dos millones de votos obreros. conquistados en noviembre por un partido obrero auténtico (bona fide ), son en el momento actuai infinitamente más importantes que cien mil votos conquistados por un programa impecable en el sentido teorico".
   
Estos pasajes son muy interesantes. En nuestro país hubo socialdemócratas que se apresuraron a utilizarlos en pro de la idea de un "congreso obrero"[169] o algo por el estilo del "amplio partido obrero" propuesto por Larin. ¿Y por qué no en pro del "bloque de izquierda"?, preguntamos a nuestros precoces "aprovechadores" de Engels. Las cartas de las que se han tomado estas citas se refieren a la época en que los obreros de EE.UU. votaron en las elecciones por Henry George. La señora Wischnewetzky, una norteamericana casada con un ruso y que traducía las obras de Engels, le pidió, según se desprende de la respuesta que le dio Engels, que hiciera una crítica a fondo de Henry George. Engels le escribió (el 28 de diciembre de 1886) diciendo que no había llegado aún el momento de hacerlo, puesto que más valdría que el partido obrero comenzara a formarse, aunque no fuera sobre la base de un programa totalmente puro. Más tarde, los propios obreros comprenderían el quid del asunto,
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"aprenderían de sus propios errores"; y "yo consideraría como un grave error entorpecer la cohesión nacional del partido obrero, cualquiera que fuese el programa en que se basara"[170].
   
Pero se entiende que Engels sabía perfectamente, y lo ha destacado reiteradas veces, todo lo absurdas y reaccionarias que eran las ideas de Henry George desde el punto de vista socialista. En la correspondencia dirigida a Sorge hay una interesantísima carta de C. Marx, del 20 de junio de 1881, en la que trata a H. George como a un ideólogo de la burguesía radical. "En el sentido teórico, Henry George es un hombre completamente atrasado" (total arrière )[171], escribía Marx. Y, sin embargo, Engels no temía ir a las elecciones en compañía de este verdadero socialista-reaccionario, con tal de que hubiera gente capaz de predecir a las masas "las consecuencias de sus propios errores" (Engels, en la carta del 29 de noviembre de 1886)[172].
   
Sobre los "Caballeros del Trabajo" (Knights of Labor )[173], la organización de los obreros norteamericanos de entonces, Engels escribía en la carta citada: "su lado más débil (literalmente: podrido, faulste ) es la neutralidad política " . . . "Uno de los primeros y más importantes pasos para cada país que se incorpora al movimiento ha de ser la organización de un partido obrero independiente, cualquiera que sea el camino por el cual esto se consiga, con tal de que resulte un partido verdaderamente obrero".
   
Es claro que de esto no se puede hacer deducción alguna en favor de un salto de la socialdemocracia a un congreso obrero sin partido o algo por el estilo. En cambio, todo el que no quiera ser acusado por Engels de rebajar el marxismo hasta convertirlo en un "dogma", en "ortodoxia", en "sectarismo", etc., tendrá que sacar de aquí la conclusión de que a
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veces es indispensable admitir la realización de una campaña electoral común con los "socialreaccionarios" radicales.
   
Pero, naturalmente, más interesante todavía es analizar no estos aspectos paralelos norteamericano-rusos (hemos tenido que referirnos a ellos para dar una réplica a nuestros adversarios), sino los rasgos fundamentales del movimiento obrero anglo-norteamericano. Estos rasgos son: ausencia ante el proletariado de tareas democráticas más o menos importantes de carácter nacional; completa subordinación del proletariado a la política burguesa; aislamiento sectario de los grupitos y puñados de socialistas con respecto al proletariado; ningún éxito de los socialistas entre las masas obreras en las elecciones, etc. El que, olvidando estas circunstancias fundamentales, se pusiese a sacar conclusiones generales de íos aspectos "paralelos norteamericano-rusos", revelaría una extrema ligereza.
   
Si Engels, en semejantes circunstancias, insiste tanto en las organizaciones económicas obreras, es porque se trata de los regímenes democráticos más sólidamente establecidos, que plantean al proletariado tareas de carácter puramente socialista.
   
Si Engels insiste en la importancia de un partido obrero independiente aunque tenga un mal programa, lo hace porque se trata de países en los que hasta entonces no había habido ni sombra de independencia política de los obreros, y donde éstos, en política, seguían y siguen, sobre todo, a la burguesía.
   
Tratar de extender estas conclusiones, sacadas de semejantes razones, a países o momentos históricos en los que el proletariado ha creado ya su propio partido antes que la burguesía liberal y en donde el proletariado no tiene ni sombra de tradiciones en~cuanto a votar a los politicastros burgueses,
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y donde en la orden del día inmediata no se plantean tareas socialistas, sino democraticoburguesas, tratar de hacerlo, equivale a mofarse del método histórico de Marx.
   
Nuestro pensamiento resultará aún más claro para el lector si comparamos las opiniones de Engels sobre los movimientos anglo-norteamericano y alemán.
   
La correspondencia publicada contiene muchísimas de estas opiniones, también sumamente interesantes, y el leitmotiv de todas ellas es algo muy diferente: es una advertencia contra el "ala derecha" del partido obrero, una guerra implacable (a veces, como la de Marx en 1877-1879, una guerra furiosa ) contra el oportunismo en las filas de la socialdemocracia.
   
Vamos a confirmarlo ante todo con algunos pasajes de las cartas y, luego, nos detendremos en el análisis de este fenómeno.
   
Ante todo, es necesario destacar las opiniones de Marx sobre Höchberg y Cía. Franz Mehring, en su artículo Der Sorgesche Briefwechsel, trata de atenuar los ataques de Marx, lo mismo que los posteriores ataques de Engels, contra los oportunistas y lo hace, según nuestra opinión, con cierto exceso. En particular, con respecto a Höchberg y Cía., Mehring insiste en opinar que Marx juzgaba de un modo injusto a Lassalle y a los lassalleanos. Pero lo que nos interesa por ahora, repetimos, no es la apreciación desde el punto de vista histórico de la justeza o exageración de los ataques de Marx contra determinados socialistas, sino la opinión que tenía Marx, desde el punto de vista de los principios, sobre determinadas corrientes del socialismo en general.
   
Al lamentar los compromisos de los socialdemócratas alemanes con los lassalleanos y con Dühring (carta del 19
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de octubre de 1877), Marx condena también el compromiso "con toda una banda de estudiantes a medio madurar y doctores supersabios" ("doctor" en Alemania es un título científico y corresponde en Rusia al de "candidato" o al de quien haya "cursado la Universidad con diploma de primer grado"), "que se habían planteado la tarea de imprimir al socialismo una orientación 'idealista más elevada', es decir, sustituir su base materialista (que exige, antes de utilizarlo, un estudio objetivo) por una nueva mitología con todas sus diosas: la justicia, la libertad, la igualdad y la fraternité. Uno de los representantes de esta corriente era el editor de la revista Die Zukunft [174], doctor Höchberg, quien 'se compró' el ingreso en el partido, admito que con las intenciones 'más nobles', pero no doy un centavo por toda clase de 'intenciones'. Pocas veces vio la luz algo más mísero y con mayor 'pretensión modesta' que el programa de su Zukunft'a' " (carta núm. 70)[175].
   
En otra carta, escrita casi dos años más tarde (el 19 de septiembre de 1879), Marx desmiente las habladurías de que él y Engels eran los inspiradores de J. Most y cuenta a Sorge con todo detalle cuál es su posición frente a los oportunistas del Partido Socialdemócrata Alemán. La revista Zukunft estaba dirigida por Höchberg, Schramm y Eduardo Bernstein. Marx y Engels se negaron a colaborar en dicha publicación, y cuando se trató de fundar un nuevo órgano de prensa del partido con la participación y ayuda pecuniaria de Höchberg, Marx y Engels exigieron previamente, para controlar a toda aquella "mezcla de doctores, estudiantes y socialistas de cátedra"[176], que fuera aceptado Hirsch como director responsable designado por ellos; luego, en una carta circular, se dirigieron directamente a Bebel, Liebknecht y
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otros dirigentes del Partido Socialdemócrata, advirtiéndoles que si la orientación de Höchberg, Schramm y Bernstein no cambiaba, lucharían abiertamente contra "semejante envilecimiento (Verluderung, es un término todavía más fuerte en alemán) de la teoría y del partido"[177].
   
En el Partido Socialdemócrata Alemán, era aquél el período que Mehring caracterizó en su Historia como "Un año de confusión" (Ein Jahr der Verwirrung ). Después de la "ley de excepción", el partido no encontró en seguida el camino acertado y cayó primero en el anarquismo de Most y el oportunismo de Hochberg y Cía. "Estas gentes -- escribía Marx con respecto a los últimos --, desde el punto de vista teórico son un cero a la izquierda e inútiles en el sentido práctico, tratan de hacer más moderado el socialismo (del que sólo tienen conceptos elaborados de acuerdo con la receta universitaria) y, sobre todo, el Partido Socialdemócrata, e ilustrar a los obreros o, como dicen ellos, inculcarles "elementos de instrucción", poseyendo ellos mismos sólo conocimientos a medias y confusos, además de proponerse, ante todo, la tarea de elevar la importancia del partido a los ojos de la pequeña burguesía. Sin embargo, no son ni más ni menos que unos miserables charlatanes contrarrevolucionarios"[178].
   
El "furioso" ataque de Marx tuvo como consecuencia el que los oportunistas se retiraran y . . . se ocultaran. En la carta del 19 de noviembre de 1879, Marx comunica que Höchberg fue eliminado de la comisión de redactores y que todos los dirigentes de influencia, como Bebel, Liebknecht, Bracke y otros, abjuraron de las ideas que aquél defendía[179]. El órgano del Partido Socialdemócrata, Der Sozialdemokrat [180] apareció bajo la dirección de Vollmar, que a la sazón pertenecía al ala revolucionaria del partido. Un año más tarde
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(el 5 de noviembre de 1880), Marx cuenta que, con Engels, luchó constantemente contra la "lamentable (miserable )" dirección del Sozialdemokrat, teniendo que luchar, a veces muy bruscamente ("wobei's oft scharf hergeht "). Liebknecht visitó a Marx en 1880 y le prometió que se llevaría a cabo "una mejora" en todos los sentidos [181].
   
La paz fue restablecida y la guerra no salió a la superficie. Hochberg se retiró y Bernstein se convirtió en socialdemócrata revolucionario . . . por lo menos hasta la muerte de Engels, acontecida en 1895.
   
El 20 de junio de 1882, Engels escribió a Sorge refiriéndose ya a esta lucha como a un episodio del pasado. "En general, las cosas en Alemania marchan perfectamente. Verdad es que los señores literatos del Partido intentaron provocar en él un viraje reaccionario, pero fracasaron estrepitosamente. Los vejámenes que los obreros socialdemócratas sufrieron en todas partes les hicieron aún más revolucionarios de lo que eran hace tres años. . . Estos señores (los literatos del Partido) querian a toda costa, por medio de la sumisión, mansedumbre y servilismo, obtener mendigando la abolición de la ley contra los socialistas, que de modo tan poco ceremonioso les había privado de las gratificaciones literarias. Con la abolición de esta ley se revelará sin duda la escisión, y los señores Viereck y Höchberg, etc., formando un ala derecha, se separarán de nosotros; con ellos se podrá de vez en cuando entablar negociaciones, hasta que, por fin, desaparezcan por completo. Esta opinión nuestra la manifestamos inmediatamente después de la promulgación de la ley contra los socialistas, cuando Hochberg y Schramm publicaron en el Anuario [182] una critica infame en grado superlativo de las actividades del Partido y exigieron de éste un comportamiento más decente, más correcto y elegante"[183] ("jebildetes "
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en lugar de gebildetes. Engels alude aquí al acento berlinés de los literatos alemanes).
   
La profecía respecto a la bernsteiniada, hecha en 1882, se confirmó exactamente en 1898 y en los años siguientes.
   
Y desde entonces, sobre todo después de la muerte de Marx, Engels -- puede decirse sin exageración -- no se cansa de "enderezar" lo que los oportunistas alemanes tuercen.
   
Fines de 1884. Se condenan los "prejuisios pequeñoburgueses" de los diputados socialdemócratas alemanes al Reichstag, que votaron las subvenciones a las compañías de navegación (Dampfersubvention ; véase la Historia de Mehring). Engels participa a Sorge que, en relación con esto, tenía que mantener una gran correspondencia (carta del 31 de diciembre de 1884)[184].
   
Año 1885. Al dar su opinión sobre toda la historia de la Dampfersubvention, Engels escribe (3 de junio) que "las cosas llegaron casi a la escisión". El "filisteismo" de los diputados socialdemócratas era "colosal ". "Una fracción socialista pequeñoburguesa es inevitable en un país como Alemania"[185], dice Engels.
   
Año 1887. Engels contesta a Sorge, quien le había escrito que el Partido se cubria de vergüenza al elegir como diputados a gente como Viereck (socialdemócrata del tipo de Höchberg). Nada se puede hacer -- se justifica --, no hay de dónde sacar en el partido obrero buenos diputados para el Reichstag. "Los señores del ala derecha saben perfectamente que se les tolera sólo a causa de la ley contra los socialistas y que, el primer día que el Partido respire con mayor libertad, scrán arrojados del mismo". Además, en general, será mejor "que el Partido esté por encima de sus héroes parlamentarios, y no al revés" (3 de marzo de 1887). Liebknecht -- se queja Engels -- es un conciliador y trata siempre de encubrir
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con frases las divergencias. Pero cuando las cosas lleguen a la escisión, en el momento decisivo, estará con nosotros[186].
   
Año 1889. Dos congresos socialdemócratas internacionales en París[187]. Los oportunistas (con los posibilistas franceses a la cabeza) se han separado de los socialdemócratas revolucionarios. Engels (que contaba entonces 68 años de edad) se lanza al combate con el entusiasmo de un joven. Dedica una serie de cartas (desde el 12 de enero hasta el 20 de julio de 1889) a la lucha contra los oportunistas. Arremete no solamente contra ellos, sino también contra los alemanes, contra Liebknecht, Bebel y otros, por su posición conciliadora.
   
Los posibilistas -- escribe Engels el 12 de enero de 1889 -- se han vendido al gobierno. En cuanto a los miembros de la "Federación Socialdemócrata" inglesa (SDF), Engels los acusa de hallarse en alianza con los posibilistas[188]. "Las correrías y la enorme correspondencia referente a este maldito congreso no me dejan tiempo para otra cosa" (II de mayo de 1889). Los posibilistas van y vienen y los nuestros duermen, dice irritado Engels. Ahora incluso Auer y Schippel exigen que vayamos al congreso de los posibilistas. Esto, "por fin", ha abierto los ojos a Liebknecht[189]. Con Bernstein, Engels escribe folletos (firmados por Bernstein; Engels los llama: "nuestros panfletos") contra los oportunistas[190].
   
"A excepción de la SDF, los posibilistas no tienen, en toda Europa, ninguna organización socialista de su parte (8 de junio de 1889); por lo tanto, no les queda más remedio que retornar a las tradeuniones no socialistas" (¡que lo tomen bien en cuenta nuestros admiradores de un amplio partido obrero, de un congreso obrero, etc.!). "De Norteamérica vendrá un solo delegado de los Caballeros del Trabajo ". El adversario es el mismo que durante la lucha con los bakuninistas "con la única diferencia de que la bandera de los anarquistas
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ha sido sustituida por la de los posibilistas; venden igualmente sus principios a la burguesía a cambio de unas concesiones al por menor y, sobre todo, a cambio de buenos empleos para sus líderes (en la duma urbana, en la bolsa de trabajo, etc.)". Brousse (jefe de los posibilistas e Hyndman (líder de la SDF, que se alió a los posibilistas) atacan al "marxismo autoritario" y pretenden constituir "el núcleo de una nueva Internacional".
   
"¡No puedes imaginarte lo ingenuos que son los alemanes! Me ha costado grandes esfuerzos explicar incluso al propio Bebel el quid del asunto" (8 de junio de 1889)[191]. Y cuando ambos congresos se celebran, cuando los socialdemócratas revolucionarios superan en número a los posibilistas (unidos con los tradeunionistas, con la SDF, con parte de los austríacos, etc.), Engels no cabe en sí de contento (17 de julio de 1889)[192]. Le regocija que los planes y las proposiciones conciliadoras de Liebknecht y otros hayan fracasado (20 de julio de 1889). "Está bien que nuestra cofradía sentimental conciliadora haya recibido con justicia por las manifestaciones de su amistad, una grosera patada en la parte más blanda del cuerpo". "Quizás esto los cure por algún tiempo"[193].
   
. . . Tiene razón Mehring (Der Sorgesche Briefwechsel ), al afirmar que Marx y Engels entendían muy poco del "buen tono": "no se detenían a meditar mucho tiempo para asestar un golpe, pero tampoco lloriqueaban por cada golpe recibido". "Si pensáis -- escribía Engels en cierta ocasión -- que vuestros alfilerazos son capaces de atravesar mi vieja piel, gruesa y bien curtida, os equivocáis"[194]. Y esta insensibilidad adquirida por ellos -- escribe Mehring --, Marx y Engels la suponían también en los demás.
   
Año 1893. Ajuste de cuentas con los "fabianos", que se impone de por sí . . . para juzgar a los bernsteinianos (no
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en vano Bernstein ha "formado" su oportunismo en Inglaterra aprendiéndolo de los "fabianos"), "Los fabianos aquí, en Londres, son una banda de arribistas que tienen bastante sentido común para comprender la inevitabilidad de la revolución social; pero, no queriendo confiar esta gigantesca labor únicamente al proletariado inculto, se han dignado ponerse a la cabeza de él. El temor a la revolución constituye su principio fundamental. Son "intelectuales" par excellence. Su socialismo es de carácter municipal: la comuna y no la nación, por lo menos en los primeros tiempos, debe hacerse dueña de los medios de producción. Presentan su socialismo como una consecuencia extrema, pero ineluctable, del liberalismo burgués. De ahí su táctica: no luchar resueltamente contra los liberales, como adversarios suyos, sino impulsarlos hacia conclusiones socialistas, es decir, engañarlos, "impregnar el liberalismo de socialismo", no oponer candidatos socialistas a los liberales, sino pasárselos de contrabando a los liberales, es decir, hacerlos elegir por medio del engaño. . . Pero, naturalmente, no comprenden que con esta actitud ellos mismos resultarán los engañados, o engañarán al socialismo.
   
Los fabianos han publicado, paralelamente a toda clase de morralla, algunos buenos escritos de propaganda y esto es lo mejor de todo lo que han hecho los ingleses en este terreno. Pero tan pronto vuelven a su táctica peculiar, la de extinguir la lucha de clases, las cosas resultan mal. A causa de la lucha de clases, los fabianos odian fanáticamente a Marx y a todos nosotros.
   
Los fabianos cuentan, como es natural, con muchos partidarios burgueses, por lo que disponen de "mucho dinero"[195]. . .
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Año 1894. Problema campesino. "En el continente -- escribe Engels el IO de noviembre de 1894 --, a medida que crece el movimiento, aumenta también la aspiración a éxitos mayores aún, y la caza de campesinos, en el sentido literal de la palabra, se pone de moda. Primero los franceses, por boca de Lafargue, declararon en Nantes que no sólo no es cuestión nuestra el precipitar la ruina de los pequeños campesinos -- de ello se ocupa por nosotros el capitalismo --, sino que es necesario defender directamente al campesino contra el fisco, contra los usureros y los grandes terratenientes. Pero no podemos, en modo alguno, manifestarnos de acuerdo con esto. Primero, porque es necio, y segundo, porque es imposible. Seguidamente, en Francfort, interviene Vollmar, que, en general, se propone sobornar a los campesinos, siendo el campesino a que se refiere, el de la Alta Baviera, distinto al pequeño campesino de la región de Renania, aplastado por las deudas, pues se trata del campesino medio y aun grande e independiente, que explota a jornaleros y jornaleras y comercia con ganado y cereales. Y esto, sin renunciar a todos los principios, es imposible de aceptar"[196].
   
Año 1894, 4 de diciembre: . . . "Los bávaros se han vuelto muy pero muy oportunistas y se han transformado casi en un simple partido popular (me refiero a la mayoría de los líderes y a muchos novatos que han ingresado en el Partido); en el Landtag bávaro han votado por el presupuesto en su
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conjunto, y, sobre todo, Vollmar ha organizado una agitación entre los campesinos a fin de atraer a su lado, no ya a los jornaleros, sino a los grandes propietarios de la Alta Baviera, a gente que posee de 25 a 80 acres de tierra (de 10 a 30 hectáreas), es decir, a los que de ninguna manera pueden pasarse sin obreros asalariados" . . .[197]
   
De ahí se desprende que en el curso de más de un decenio Marx y Engels lucharon sistemática e invariablemen.te contra el oportunismo en el Partido Socialdemócrata Aíemán y combatieron el espíritu filisteo intelectual y pequeñoburgués en el socialismo. Este es un hecho de suma importancia. El público en general sabe que la socialdemocracia alemana es considerada como un modelo de política y táctica marxistas del proletariado, pero ignora la lucha incansable que los fundadores del marxismo tuvieron que llevar a cabo contra el "ala derecha" (expresión de Engels) de este partido. Y no es casual que poco después de la muerte de Engels esta lucha, hasta entonces secreta, se manifestara abiertamente. Era el resultado inevitable de decenios de desarrollo histórico de la socialdemocracia alemana.
   
Y en la actualidad aparecen, con particular relieve, las dos líneas de los consejos, indicaciones, correcciones, amenazas e instrucciones de Engels (y de Marx). Ellos exhortaron con la mayor insistencia a los socialistas anglo-norteamericanos a que se fundiesen con el movimiento obrero y extirpasen de sus organizaciones el estrecho y rutinario espíritu de secta. Ellos enseñaron insistentemente a los socialdemócratas alemanes a no caer en el filisteísmo, en el "cretinismo parlamentario"[198] (expresión de Marx en la carta del 19 de septiembre de 1879)[199] en el oportunismo intelectual pequeñoburgués.
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¿No es acaso característico el que nuestras comadres socialdemócratas hayan levantado tanto cacareo con respecto a los consejos del primer tipo y se mordieran la lengua, silenciando los consejos del segundo tipo? ¿Acaso semejante carácter unilateral de la apreciación de las cartas de Marx y Engels no constituye el mejor índice de cierta. . . "unilateralidad" de nuestra socialdemocracia, de la socialdemocracia rusa?
   
Actualmente, cuando el movimiento obrero internacional manifiesta síntomas de una profunda efervescencia y vacilación, cuando los extremos del oportunismo, del "cretinismo parlamentario" y del reformismo filisteo han provocado los extremos opuestos del sindicalismo revolucionario; actualmente, la línea general de las "correcciones" hechas por Marx y Engels al socialismo anglo-norteamericano y alemán adquiere una importancia excepcional.
   
En los países donde no existe un partido obrero socialdemócrata, no hay diputados socialdemócratas en los parlamentos, no hay política socialdemócrata sistemática y conse cuente ni en las elecciones ni en la prensa, etc.; en tales países, Marx y Engels enseñaban a los socialistas a romper a toda costa con el sectarismo estrecho e incorporarse al movimiento obrero, a fin de sacudir políticamente al proletariado. Pues tanto en Inglaterra como en Norteamérica el proletariado, en el curso del último tercio del siglo XIX, no ha revelado casi ninguna independencia política. El campo político en estos países -- con la ausencia casi absoluta de tareas históricas de caráctsr democraticoburgués -- estaba enteramente ocupada por una burguesía triunfante y autosatisfecha, que no tiene par en el mundo en el arte de engañar, corromper y sobornar a los obreros.
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Considerar que estos consejos de Marx y Engels dirigidos al movimiento obrero anglo-norteamericano pueden ser aplicados, de un modo sencillo y directo, a las condiciones de Rusia, significa utilizar el marxismo no para asimilar su método ni para estudiar las particularidades históricas concretas del movimiento obrero en países determinados, sino para permitir a los intelectuales ajustar mezquinas cuentas de fracciones.
   
Por el contrario, en un país en el que la revolución democraticoburguesa ha quedado sin terminar, en el que reinaba y reina "un despotismo militar revestido de formas parlamentarias" (expresión de Marx en su Crítica del programa de Gotha ), donde el proletariado se siente atraído desde hace mucho por la política y lleva a cabo una política socialdemócrata, en un país así, Marx y Engels temían más que a nada al envilecimiento parlamentario, a la reducción filistea de las tareas y de la envergadura del movimiento obrero.
   
Con tanta más razón, en la época de la revolución democraticoburguesa en Rusia, debemos subrayar y destacar al primer plano este aspecto del marxismo, porque, en nuestro país, una amplia, "brillante" y rica prensa liberalburguesa, con miles de voces, ensalza ante el proletariado la "ejemplar" lealtad, la legalidad parlamentaria, la modestia y moderación del vecino movimiento obrero alemán.
   
Esta mentira interesada de los traidores burgueses de la revolución rusa no es fruto de la casualidad ni de la corrupción personal de alguno que otro de los antiguos o futuros ministros del campo de los kadetes. Es fruto de los profundos intereses económicos de los terratenientes y burgueses liberales de Rusia. Y en la lucha contra esta mentira, contra este ''embrutecimiento de las masas" ("Massenverdum-
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mung ", según expresión de Engels en la carta del 29 de noviembre de 1886), las cartas de Marx y Engels deben servir de arma insustituible a todos los socialistas rusos.
   
La mentira interesada de los liberales burgueses muestra al pueblo la "modestia" ejemplar de los socialdemócratas alemanes. Sus jefes, los fundadores de la doctrina marxista, nos dicen:
   
"La actuación revolucionaria de los franceses hizo aparecer la hipocresía de Viereck y Cía. (oportunistas socialdemócratas del grupo parlamentario socialdemócrata alemán) más lamentable aún (se trata de la formación del grupo obrero en el parlamento francés y de la huelga de Decazeville que separó a los radicales franceses del proletariado francés[200]). "En los últimos debates sobre la ley contra los socialistas sólo han intervenido Liebknecht y Bebel y ambos muy bien. Con semejantes debates podemos presentarnos nuevamente en buena sociedad, cosa que antes, por desgracia, no siempre ocurría. En general, está bien que a los alemanes, sobre todo después de que han enviado al Reichstag un número tan grande de filisteos (cosa que era, sin embargo, inevitable), se les dispute el papel de dirigentes del movimiento socialista internacional. En tiempo de calma, en Alemania todo se vuelve filisteo y, en tales momentos, es absolutamente indispensable el aguijón de la competencia francesa". . . (carta del 29 de abril de 1886)[201].
   
Estas son las enseñanzas que, sobre todo, debería asimilar el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que se halla bajo la influencia ideológica predominante de la socialdemocracia alemana.
   
Estas enseñanzas nos las proporcionan no sólo algún que otro pasaje de la correspondencia de las dos personalidades
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más grandes del siglo XIX, sino todo el espíritu y todo el contenido de su crítica de la experiencia internacional del proletariado, hecha con camaradería, con franqueza y ajena a toda diplomacia y cálculo mezquino.
   
Hasta qué grado todas las cartas de Marx y Engels están realmente impregnadas de este espíritu, lo demuestran también los siguientes pasajes, por cierto de índole relativamente privada, pero característicos en extremo[202].
   
En 1889 comenzó en Inglaterra un movimiento joven, lozano, nuevo, lleno de un espíritu revolucionario, de los simples obreros no especializados ni calificados (del gas, del puerto, etc.). Engels se entusiasmó con él. Subrayó con admiración el papel de la hija de Marx, Tussy, que realizaba agitación entre estos obreros. "Lo más repugnante aquí -- escribe Engels desde Londres el 7 de diciembre de 1889 -- es la "respetabilidad" burguesa, que se ha hecho carne y sangre de los obreros. El desmembramiento de la sociedad en numerosas gradaciones, indiscutiblemente reconocidas por todos, cada una de las cuales, por separado, tiene su propio "honor" y está impregnada de un sentimiento innato de respeto a los "mejores" y a los "superiores", data de tiempo tan remoto y está tan firmemente arraigada, que para la burguesía no representa un gran trabajo engañar a las masas. Yo, por ejemplo, estoy lejos de tener la seguridad de que John Burns, en su fuero interno, se enorgullezca más de su popularidad entre los de su propia clase que de la que goza a los ojos del cardenal Manning, del lord mayor y de la burguesía en general. Y Champion, teniente retirado, hace ya muchos años que está enredado con los burgueses, sobre todo con elementos conservadores, mientras predica el socia-
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lismo en un congreso clerical, etc. Hasta al propio Tom Mann, a quien considero el mejor de todos ellos, le gusta mencionar que habrá de comer con el lord mayor. Basta compararlos con los franceses para convencerse de hasta qué punto en este aspecto influye saludablemente la revolución"[203].
   
Los comentarios huelgan.
   
Otro ejemplo más. En 189I existía el peligro de una guerra europea. Engels y Bebel mantuvieron correspondencia al respecto, y ambos se pusieron de acuerdo en que, al ser agredida Alemania por Rusia, los socialistas alemanes tendrían que combatir desesperadamente contra los rusos y cualesquiera de sus aliados. "Si Alemania es aplastada, también lo seremos con ella. Pero en caso de un viraje favorable la lucha asumiría un carácter tan encarnizado, que Alemania sólo podría sostenerse gracias a medidas revolucionarias, por lo que, muy posiblemente, nos veríamos obligados a empuñar el timón del gobierno y proceder al estilo del año 1793" (carta del 24 de octubre de 1891)[204].
   
¡Que lo tomen en cuenta los oportunistas que gritaban a voz en cuello que las perspectivas "jacobinas" no eran socialdemócratas para el partido obrero ruso en 1905! Engels indicaba expresamente a Bebel la posibilidad de que los socialdemócratas tuvieran que participar en un gobierno provisional.
   
Es completamente natural que, con semejantes conceptos sobre las tareas de los partidos obreros socialdemócratas, Marx y Engels tuvieran la más ardiente fe en la revolución rusa y en su gigantesca importancia para todo el mundo. En esta correspondencia vemos, durante casi veinte años, su apasionada espera de la revolución en Rusia.
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He aquí una carta de Marx del 27 de septiembre de 1877. La crisis oriental[205] suscita el entusiasmo de Marx. "Rusia hace mucho ya que se encuentra en el umbral de grandes revoluciones, para las que ya han madurado todos los elementos necesarios. La explosión ha sido acelerada en muchos años gracias a los golpes asestados por los bravos turcos . . . La revolución comenzará secundum artem ("según todas las reglas del arte") por coqueterias constitucionales y habrá un buen alboroto (il y aura un beau tapág. ). Con la benevolencia de la madre naturaleza, llegaremos a vivir hasta ese triunfo"[206]. (Marx tenía entonces 59 años de edad.)
   
La madre naturaleza no permitió (y tal vez no podía permitir) que Marx viviera hasta "ese triunfo". Pero él predijo las "coqueterías constitucionales" y sus palabras parecen escritas ayer mismo, tanto en lo referente a la primera como a la segunda Duma. Y la advertencia al pueblo con respecto a las "coqueterías constitucionales" formaba precisamente "el alma viva" de la táctica del boicot, tan odiosa para los liberales y oportunistas . . .
   
He aquí la carta de Marx del 5 de noviembre de 1880. Se regocija del éxito de El Capital en Rusia y se pone de parte de los partidarios de Naródnaia Volia y contra el grupo del Chorni Perediel [207], a la sazón recientemente formado. Los elementos anárquicos de sus conceptos fueron acertadamente comprendidos por Marx, quien -- sin saber ni tener la posibilidad de saber entonces la futura evolución de los populistas del Chorni Perediel hacia la socialdemocracia --, los ataca con toda la fuerza de su agudo sarcasmo:
   
"Estos señores son contrarios a toda acción política revolucionaria. Rusia, según ellos opinan, debe dar un salto directo al milenio anarco-comunista-ateísta. Mientras tanto, preparan este salto por medio del
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más aburrido doctrinarismo. Los llamados principios de sus doctrinas han sido tomados del difunto Bakunin"[208].
   
De aquí se puede deducir la importancia que Marx habría concedido, para la Rusia de Igos y años posteriores, a las "acciones político-revolucionarias" de la socialdemocracia [*].
   
He aquí otra carta de Engels del 6 de abril de 1887: "En cambio, parece que la crisis es inminente en Rusia. Los últimos atentados han provocado un gran desconcierto. . .". Y en la carta del 9 de abril de 1887, lo mismo: "El ejército está lleno de oficiales descontentos que conspiran". (Engels se hallaba entonces impresionado por la lucha revolucionaria de los de Naródnaia Volia y cifraba esperan~as en los oficiales, sin poder ver todavía el espíritu revolucionario de los soldados y marineros rusos, que se reveló con tanto brillo 18 años más tarde. . .) ". . . No creo que el estado actual de cosas perdure ni siquiera un año. Y cuando en Rusia estalle la revolución (losgeht ), entonces ¡hurra!"[210]
   
La carta del 23 de abril de 1887 dice: "Las persecuciones (de los socialistas) se suceden en Alemania. Bismarck, por lo visto, quiere prepararlo todo para que en el momento en que estalle la revolución en Rusia, que es cuestión de meses, Alemania pueda seguir inmediatamente su ejemplo" (losgeschlagen werden )[211].
   
Los meses se hicieron excesivarnente largos. Sin duda se encontrarán algunos filisteos que, con el ceño fruncido y
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torciendo una mueca, condenen severamente el "revolucionarismo" de Engels o se rían de un modo condescendiente de las viejas utopías del viejo emigrado revolucionario.
   
Sí, Marx y Engels se equivocaron mucho y con frecuencia en cuanto a la proximidad de la revolución, en cuanto a las esperanzas cifradas en la victoria de la revolución (por ejemplo, en 1848 en Alemania), en la confianza de que la "república" alemana estaba próxima ("morir por la república", escribía Engels sobre aquella época, recordando su estado de ánimo como participante en la campaña militar a favor de la Constitución del imperio en 1848-1849[212]). También se equivocaron en 1871, cuando se ocupaban de "alzar el sur de Francia, para lo cual ellos (Becker escribe "nosotros", refiriéndose a su persona y a sus amigos más próximos, en la carta núm. 14 del 21 de julio de 1871) sacrificaban y arriesgaban todo lo que les era humanamente posible. . ." Y en la misma carta: "Si en los meses de marzo y abril hubiéramos tenido más dinero, habríamos podido levantar todo el sur de Francia y salvar la Comuna de Paris" (pág. 29). Pero semejantes errores de los gigantes del pensamiento revolucionario que trataban de elevar y supieron elevar al proletariado del mundo entero por encima de las tareas pequeñas, habituales, minúsculas, son mil veces más nobles, más majestuosos e históricamente más valiosos y auténticos que la vil sabiduría del liberalismo oficial, que canta, evoca, clama y proclama la vanidad de las vanidades revolucionarias, la esterilidad de la lucha revolucionaria y la magnificencia de los delirios "constitucionales" contrarrevolucionarios. . .
   
La clase obrera rusa conquistará para si la libertad e impulsará a Europa con sus acciones revolucionarias, aunque
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estén llenas de errores, y que los cinicos sigan envaneciéndose de la infalibilidad de su inactividad revolucionaria.
6 de abril de 1907,
RUSA DEL LIBRO
CORRESPONDENCIA DE
J. F. BECKER, J. DIETZGEN,
F. ENGELS, C. MARX Y OTROS
CON F. A. SORGE Y OTROS
   
* Véase: Cartas de C. Marx al doctor Kugelmann, traducidas al ruso y prologados por N. Lenin, SPB, 1907. Véase págs. 213-224 del presente libro. (N. de la Ed.)
OPORTUNISMO INTELECTUAL
EN LA SOCIALDEMOCRACIA
   
* A propósito, si la memoria no me es infiel, Plejánov o Vera Zasúlich me contaron en 1900-1903 fue existía una carta de Engels a Plejánov sobre Nuestras discrepancias y sobre el carácter de la revolución inminente en Rusia. Sería interesante saber con cxactitud si ha existido tal carta, si se ha conservado y si no ha llegado ya la hora de publicarla[209].
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Apuntos sobre |
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[165]
Sovremiénnaia Zhizn ("La Vida Contemporánea"): revista menchevique; apareció en Moscú de abril de 1906 a marzo de 19O7.
[166]
Social-Democratic Federation (SDF) de Inglaterra: organización socialista fundada en agosto de 1884; unió a los socialistas de todo tipo entre ellos, principalmente los intelectuales. La dirección de la federación fue ocupada, durante un largo tiempo, por los reformistas encabezados por Hyndman adoptando una política oportunista y sectarista. El grupo de marxistas revolucionarios (Eleanor Marx-Aveling, Edward Marx-Aveling, Tom Mann y otros), participantes en la federación, ralizaba, en oposición a la línea de Hyndman, la lucha por la estrecha vinculación con el movimiento masivo de los obreros. En otoño de 1884, la federación fue dividida, el ala izquierda formó su organización independiente -- Federación Socialista. A partir de ese momento, la influencia de los
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oportunistas se fortaleció en el seno de In SDF. Sin embargo, el ánimo revolucionario de las masas hizo formar a los elementos revolucionarios dentro de la federación que estaban insatisfechos de la dirección oportunista. En 1907, bajo el crecimiento del movimiento obrero, la federación fue reorganizada cambiándose su nombre por el de Partido Socialdemocrata, el cual en 1911, conjuntamente con los sectores de izquierda del Partido Obrero Independlente, formó el Partido Socialista Británico.
[167]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 29 de noviembre de 1886.
[pág. 228]
[168]
Véase la carta de F. Engels a la señora P. Kelley-Wischnewetzky del 27 de enero de 1887.
[pág. 228]
[169]
P. Axelord, con el apoyo de otros mencheviques, había planteado realizar un "congreso obrero" con el fin de reunir a los representantes de diferentes organizaciones obreras y fundar un "partido obrero amplio", que incluía a socialdemócratas, eseristas y anarquistas. En la práctica semejante plan significaba la sustitución del POSDR por una organización apartidista. El V Congreso del POSDR (de Londres) condenó categóricamente la idea menchevique y declaró que la propaganda en favor del "congreso" propuesto confundía la conciencia de clase del proletariado.
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(Obras Completas, t. XI); y "Los combatientes intelectuales contra el dominio de la intelectualidad" y "Exasperado desconcierto (Sobre el problema del congreso obrero)". (Obras Completas, t. XII.)
[pág. 228]
[170]
Véase la carta de F. Engels a la señora F. Kelley-Wischnewetzky del 28 de diciembre de 1886.
[pág. 229]
[171]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 20 de junio de 1881.
[pág. 229]
[172]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 29 de noviembre de 1886.
[pág. 229]
[173]
Caballeros del Trabajo ("Knights of Labour"): organización de los obreros norteamericanos fundada en 1869 en Filadelfia, secreta hasta 1878. Agrupó principalmente a los obreros no calificados, entre ellos muchos negros, con el fin de establecer organizaciones mutuas y de cooperación y de asistir a las intervenciones de la clase obrera. Pero, la dirección prohibía a sus afiliados la lucha política, estando por la colaboración de clases. En 1886 la direccion obstaculizó la huelga nacional y contribuyó a su fracaso al prohibir a sus afiliados que participaran en ella. Pero, a despecho de sus dirigentes muchos miembros de la asociación desobedecieron la orden. La asociación fue perdiendo desde ese tiempo su influencia entre las masas y a fines de 1890 se disolvió.
[pág. 229]
[174]
Die Zukunft ("El Futuro"): revista de tendencia socialreformista editada en Berlín, desde octubre de 1877 hasta noviembre de 1878, por un grupo de miembros del Partido Socialdemócrata Alemán. Su editor fue K. Höchberg. Marx y Engels criticaron severamente la revista por su tendencia a intentar desviar el partido hacia el reformismo.
[pág. 232]
[175]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 19 de octubre de 1877.
[pág. 232]
[176]
Socialistas de cátedra : una de las corrientes de las ideas burguesas surgidas en Alemania en las décadas séptima y novena del siglo XIX. Los representantes de esta tendencia, principalmente profesores de las universidades, predicaban desde las cátedras universitarias (katheder en alemán) el reformismo burgués, encubierto bajo la apariencia del socialismo. El temor provocado entre las clases explotadoras por la difusión del marxismo y el crecimiento del movimiento obrero, así como los esfuerzos de los ideólogos burgueses para encontrar nuevos medios de mantener sometidos a los obreros, fueron los que hicieron nacer el socialismo de cátedra. Entre los socialistas de cátedra se encontrrban A. Wagner, G. Schmoller, L. Brentano y V. Sombart, quienes afirmaban que el Estado burgués se encuentra por encima de las clases, puede conciliar a clases mutuamente hostiles e imponer en forma gradual el "socialismo" sin
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afectar los intereses de los capitalistas. El programa de los socialistas de cátedra se limitaba en organizar el seguro de los obreros por enfermedad o accidente, y a tomar algunas medidas en la legislación con el fin de sustraer a los obreros de la lucha de clases. Los socialistas de cátedra fucron una de las fuentes ideológicas del revisionismo.
[pág. 232]
[177]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 19 de septiembre de 1879.
[pág. 233]
[179]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 14 de noviembre de 1879. La carta no fue fechada el 19 de noviemhre de 1879, como aparece en el texto.
[pág. 233]
[180]
Der Sozialdemokrat ("El Socialdemócrata"): Organo Central del Partido Socialdemócrata Alemán en la época de la ley de escepción contra los socialistas, publicado en Zurich desde septiembre de 1879 hasta septiembre de 1888, y en Londres desde octubre de este último hasta el 27 de septiembre de 1890. Marx y Engels quienes colaboraban en este periódico, lucharon contra los errores del mismo y lo ayudaron a aplicar la línea proletaria del partido.
[pág. 233]
[181]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 5 de noviembre de 1880.
[pág. 234]
[182]
Jabrbuch für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik ("Anuario de Ciencia Social y Política Social"): revista de tendencia socialreformista, editada por K. Höchberg en Zurich de 1879 a 1881. Se publicaron tres volúmenes.
[pág. 234]
[183]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 20 de junio de 1882.
[pág. 234]
[184]
Se trata de las divergencias surgidas dentro del grupo socialdemócrata del Reichstag alemán con respecto al subsidio naviero (Dampfersubvention ). A fines de 1884, el canciller de Alemania Bismarck exigió al Reichstag que aprobara, el subsidio a las sociedades de navegación para organizar travesías regulares al Asia oriental, Australia y Africa. Este problema provocó una severa divergencia en el grupo socialdemócrata del Reichstag alemán. El ala derecha, que constituía la mayoría, la aceptó aún antes de iniciarse los debates oficiales. En marzo de 1885, en el curso de los debates sobre este problema, el ala derecha del grupo socialdemócrata votó por la apertura de lineas de navegación al este de Asia y a Australia, poniendo como condición para dar su acuerdo al proyecto de Bismarck que se aceptaran algunas de sus exigencias, en parti-
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cular la de que los barcos nuevos se construyeran en astilleros alemanes. Sólo cuando el Reichstag rechazó esa exigencia, el grupo en pleno votó contra el proyecto gubernamental.
[185]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge fechada el 3 de junio de 1885.
[pág. 235]
[186]
Ibíd., del 3 de marzo de 1887.
[pág. 236]
[187]
Se refiere al Congreso Obrero Socialista lnternacional y al de los posibilistas.
[188]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 12 de enero de 1889.
[pág. 236]
[189]
Ibíd., del 11 de mayo de 1889.
[pág. 236]
[190]
Se refiere al Congreso Obrero Internacional de 1889 -- Respuesta a Justice y el Congreso Obrero Internacional de 1889 -- II. Respuesta a "El Manifiesto de la Federación Socialdemócrata". (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. XXI.)
[pág. 236]
[191]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 8 de junio de 1889.
[pág. 237]
[192]
Ibíd., del 17 de julio de 1889.
[pág. 237]
[193]
Ibíd., del 20 de julio de 1889.
[pág. 237]
pág. 656
[194]
Véase la carta de F. Fngels a la señora F. Kelley-Wischnewetzky del 2 de mayo de 1888.
[pág. 237]
[195]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge fechada el 18 de enero de 1893.
[pág. 238]
[196]
Ibíd., del 10 de noviembre de 1894.
[pág. 239]
[197]
Ibíd., del 4 de diciembre de 1894.
[pág. 240]
[198]
Cretinismo parlamentario : término usado por Marx y Engels que se refiere a la fe de los oportunistas en que el sistema parlamentario de gobierno es omnipotente y la parlamentaria la única y principal forma de lucha política en todas las circunstancias. El "cretinismo parlamentario" es una enfermedad incurable, escribió Engels, "que hace a sus infelices víctimas compenetrarse con la solemne convicción de que todo el mundo, su historia y su futuro se rigen y determinan por la mayoría de votos de aquella institución representativa la cual tiene el honor de contar con ellos entre sus miembros". (C. Marx y F. Engels, "La revolución y contrarrevolución en Alemania", 15, Obras Completas, t. VIII.)
[pág. 240]
[199]
Véase la carta de C. Marx a P. Sorge del 19 de septiembre de 1879.
[pág. 240]
[200]
Huelga de Decazeville : la huelga de los mineros franceses en enero de 1886 en la ciudad de Decazeville fue aplastada por las tropas gubernamentales. Los diputados burgueses, incluidos los radicales, abogaron por el apoyo al gobierno y las represiones contra los huelguistas. Esto condujo a que los diputados obreros se apartasen de los radicales y a que en la Cámara de los Diputados se formara una minoría obrera independiente.
[pág. 243]
[201]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 29 de abril de 1886.
[pág. 243]
[202]
El resto del prólogo, desde las palabras "En 1889 comenzo en Inglaterra . . .", fue publicado en el periódico bolchevique Nashe Ejo, núm. 13, del 8 de abril de 1907, con la siguiente introducción: "Muy pronto se publicará, editada por P. Dauge, la correspondencia de Marx y Engels con Sorge, su amigo y colaborador que residia en Norteaménca.
pág. 657
[203]
Véase la carta de F. Engels a F. Sorge del 7 de diciembre de 1889.
[pág. 245]
[204]
Ibíd., del 24 de octubre de 1891.
[pág. 245]
[205]
Se refiere a la guerra ruso-turca de 1877-1878.
[pág. 246]
[206]
Véase la carta de C. Marx a F Sorge del 27 de septiembre de 1877.
[pág. 246]
[207]
Chorni Perediel se llamaba a los miembros de la organización Chorni Perediel, surgida en 1879 como consecuencia de la división de la organización populista Ziemliá i Volia ("Tierra y Libertad"). Ellos luchaban contra la aplicación de la política terrorista y defendían la plataforma y táctica de Ziemliá i Volia. Más tarde algunos de los adeptos destacados de Chorni Perediel (G. Plejánov, P. Axelrod, V. Zasúlich y otros) rompieron sus relaciones con el populismo y fundaron la primera organización marxista rusa, el grupo "Emancipación del Trabajo" (véase nota 71), y otros adhirieron al grupo Naródnaia Volia.
[Nota 71 -- El grupo " Emancipación del Trabajo ", primer grupo marxista ruso, fue fundado por L. Plejánov en 1883, en Ginebra y existió hasta el II Congreso del POSDR en 1903.
[208]
Véase la carta de C. Marx a F. Sorge del 5 de noviembre de 1880.
[pág. 247]
[209]
Sobre Nuestras discrepancias y sobre el carácter de la revolución inminente en Rusia, Engels escribió en la carta a V. Zasúlich del 23 de abril de 1885.
[pág. 247]
[210]
Véase las cartas de F. Engels a F. Sorge fechadas el 6 y el 9 de abril de 1887.
[pág. 247]
[211]
Ibíd., del 23 de abril de 1887.
[pág. 247]
[212]
Véase F. Engels, "La campaña alemana por la Constitución del imperio", 4. ¡Morir por la república! (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. VII.)
[pág. 248]
Otklik ("El Eco"): recopilaciones mencheviques editadas en Petersburgo en 1906-1907. Aparecieron tres.
[pág. 226]
Independent Labour Party : fundado en 1893; lo presidían Keir Hardie y R. MacDonald y otros. Lenin lo calificó de la siguiente manera: "En realidad fue siempre un partido oportunista dependiente de la burguesía", agregando que "es independiente sólo del socialismo, pero que es muy dependiente del liberalismo". ("Las tareas de la III Tnternacional", Obras Completas, t. XXIX y "Debates sobre política obrera liberal en Inglaterra", Obras Completas, t. XVIII.) Durante la Primera Guerra Mundial, el Partido Laborista Independiente publicó al comienzo un manifiesto contra la guerra (el 13 de agosto de 1914). Después, en febrero de 1915, en la Conferencia de los Socialistas de los Países de la Entente, celebrada en Londres, los independientes se adhirieron a la resoiución socialchovinista aprobada en la Conferencia. A partir de entonces, los líderes del Partido Laborista Independiente, encubriéndose con frases pacifistas, mantuvieron una posición socialchovinista. En 1919, después de la fundación de la Internacional Comunista, los líderes del Partido Laborista Independiente, bajo la presión de los miembros de la izquierda del Partido, aprobaron una resolución para retirarse de la II Internacional. En 1921 los independientes se adhirieron a la llamada segunda y media internacional, y se reintegraron a la II Internacional luego de la descomposición de aquélla.
[pág. 227]
Sobre la critica respecto a este "congreso" véase V. I. Lenin, "El filisteísmo en los medios revolucionarios" y "La crisis del menchevismo"
Engels hizo una enérgica crítica, en la carta a F. Sorge del 31 de diciembre de 1884, a la posición oportunista del ala derecha del bloque socialdemócrata.
[pág. 235]
El Congreso Obrero Socialista Internacional se realizó en París, del 14 al 20 de julio de 1889 (primer congreso constituyente de la II Interna cional). Antes de la convocación del Congreso, los marxistas, bajo la dirección personal de Engels, realizaban audaz lucha contra los oportunistas franceses (posibilistas) y sus seguidores de la Social Democratic Federation. Los sectores oportunistas procuraban acaparar la preparación del Congreso para apoderarse de su dirección e impedir, por consiguiente la union de las organizaciones socialistas y obreras internacionales en base del marxismo. Sin embargo, el Congreso fue convocado el 14 de julio de 1889, cuando los partidos marxistas constituían la abrumadora mayoría, en el día centenario de la toma de Bastilla. En él participaron 393 delegados provenientes de 20 países europeos y americanos. Los posibilistas sufrieron fracasos rotundos. En oposición al Congreso de los marxistas ellos celebraron otro en París el 14 de julio de 1889. Sólo un pequeño numero de las delegaciones extranjeras estuvieron presentes en este Congreso; y la representación de muchos delegados fue falsa.
[pág. 236]
Debido al interés que ha despertado esta publicación, nos permitimos reproducir parte del prólogo a la traducción rusa de la obra, en la que se refleja la posición de Marx y Engels ante la revolución que se esperaba estallara en Rusia. Comenzamos con dos pasajes muy característicos de Engels, sobre la importancia de la revolución francesa y sobre la posible revolución en Alemania".
[pág. 244]
"Realizó una intensa labor para difundir el marxismo en Rusia, echó los cimientos teóricos de la socialdemocracia y dio el primer paso para salir al encuentro del movimiento obrero". (Compendio de la historia del Partido Comunista (b) de la URSS, Resumen del capítulo I). Tradujo al ruso, editó en el extranjero y distribuyó en Rusia las obras de los fundadores del marxismo: Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, Trabajo asalariado y capital de Marx, Del socialismo utópico al socialismo científico de Engels, y otros; Plejánov y el grupo "Emancipación del Trabajo" dieron un decisivo ataque al populismo. Pero el grupo cometió algunos errores graves: remanentes de los conceptos populistas, subestimación de la revolucionarización campesina y sobrestimación del papel de la burguesía liberal. Dichos errores fueron el germen de las concepciones mencheviques que, más tarde, sustentaron Plejánov y otros miembros del grupo.]
[pág. 246]
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