Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1976
(3a impresión 1976)
pág. 483
8 de mayo de 1941
   
Como lo indican las instrucciones del Comité Central del 18 de marzo, la reciente campaña anticomunista ha terminado. Lo que sigue es la continuación de la Guerra de Resistencia contra el Japón en las nuevas circunstancias internacionales y nacionales. Los factores adicionales en estas nuevas circunstancias son: la expansión de la guerra imperialista; el ascenso del movimiento revolucionario internacional; la conclusión del pacto de neutralidad entre la Unión Soviética y el Japón[1]; el fracaso de la segunda campaña anticomunista del Kuomintang y, como consecuencia, la declinación de su posición política y el ascenso de la del Partido Comunista; y además, los recientes preparativos del Japón para una nueva ofensiva en gran escala contra China. A fin de unir a todo el pueblo para que persista en la Guerra de Resistencia y continuar superando eficazmente el peligro de capitulación y la contracorriente anticomunista de los grandes terratenientes y la gran burguesía, es absolutamente imprescindible estudiar y asimilar las lecciones de la heroica y victoriosa lucha de nuestro Partido contra la reciente campaña anticomunista.
   
1. De las dos grandes contradicciones en China, la contradicción nacional entre China y el Japón sigue siendo la fundamental, en tanto que la contradicción entre las clases dentro del país continúa ocupando un lugar subordinado. El hecho de que un enemigo de la nación haya penetrado profundamente en nuestro territorio, lo determina todo. Mientras siga siendo aguda la contradicción entre China y el Japón, no podrá en modo alguno volver a producirse la situación de 1927, ni repetirse el Incidente del 12 de Abril[2] ni el Incidente del 21 de
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Mayo[3], incluso en el caso de que traicionen y capitulen en su totalidad los grandes terratenientes y la gran burguesía. La primera campaña anticomunista[4] fue considerada por algunos camaradas como un nuevo Incidente del 21 de Mayo, y la segunda, como una repetición del Incidente del 12 de Abril y del Incidente del 21 de Mayo; pero los hechos objetivos han demostrado que tales apreciaciones eran incorrectas. El error de estos camaradas radica en que olvidaron que la contradicción nacional es la fundamental.
   
2. En las circunstancias actuales, los grandes terratenientes y la gran burguesía proingleses y pronorteamericanos, que dictan toda la política del gobierno del Kuomintang, siguen siendo clases de doble carácter. Se oponen, por una parte, al Japón, y por la otra, al Partido Comunista y a las amplias masas populares representadas por éste. A su vez, tanto su resistencia al Japón como su anticomunismo tienen un doble carácter. En cuanto a su resistencia al Japón, aunque se oponen al invasor, no hacen la guerra en forma activa, ni se enfrentan enérgicamente a Wang Ching-wei y los demás colaboracionistas, y en ocasiones, incluso coquetean con los emisarios de paz del Japón. Respecto a su anticomunismo, han llegado hasta el punto de provocar el Incidente del Sur de Anjui y dar la "Orden del 17 de enero", pero no quieren una ruptura definitiva con el Partido Comunista y siguen practicando la política de "golpe y caricia". Todo esto se ha confirmado una vez más en la última campaña anticomunista. La política china, que es sumamente compleja, exige de nuestros camaradas una profunda atención. Ya que los grandes terratenientes y la gran burguesía proingleses y pronorteamericanos continúan resistiendo al Japón y a la vez aplicando la política de "golpe y caricia" al tratar con el Partido, nuestra política debe ser "tratar a los demás tal como ellos te tratan"[5], es decir, responder a los "golpes" con "golpes" y a las "caricias" con "caricias". Tal es la política revolucionaria de doble carácter. Mientras los grandes terratenientes y la gran burguesía no traicionen totalmente, esta política nuestra no cambiará.
   
3. La lucha contra la política anticomunista del Kuomintang requiere toda una serie de tácticas, y no permite la más leve negligencia. El odio y la crueldad de los grandes terratenientes y la gran burguesía, representados por Chiang Kai-shek, hacia las fuerzas revolucionarias populares, no sólo fueron evidenciados por los diez años de guerra anticomunista, sino que han sido plenamente confirmados por las dos campañas anticomunistas llevadas a cabo en el curso de la Guerra de Resistencia, y en especial por el Incidente del
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Sur de Anjui durante la segunda campaña anticomunista. Toda fuerza revolucionaria popular que no quiera ser exterminada por Chiang Kai-shek y desee obligarlo a reconocer su existencia, no tiene otra alternativa que combatir la política contrarrevolucionaria de éste, respondiendo medida por medida. El fracaso causado por el oportunismo del camarada Siang Ying[6] durante la última campaña anticomunista, debe servir de severa advertencia para todo el Partido. No obstante, nuestra lucha debe efectuarse con razón, con ventaja y sin sobrepasarse; si carece de cualquiera de estos tres requisitos, sufriremos reveses.
   
4. En la lucha contra los recalcitrantes del Kuomintang, debemos hacer distinción entre la gran burguesía compradora y la burguesía nacional, que tiene poco o ningún carácter comprador, así como entre los grandes terratenientes más reaccionarios, por una parte, y los shenshi sensatos y los terratenientes en general, por otra. Esta es la base teórica de los esfuerzos de nuestro Partido para conquistar a los elementos intermedios y establecer órganos de Poder según el "sistema de los tres tercios", y esto ha sido señalado en repetidas ocasiones por el Comité Central desde marzo del año pasado. Su justeza se ha evidenciado una vez más en la reciente campaña anticomunista. La posición que adoptamos antes del Incidente del Sur de Anjui, expresada en el telegrama del g de noviembre[7], fue en todo sentido necesaria para pasar al contraataque político después del Incidente; de no haber actuado así, no habríamos podido ganarnos a los elementos intermedios. Pues, si estos no hubieran sido aleccionados repetidamente por las experiencias, no habrían podido comprender por qué nuestro Partido tiene que luchar resueltamente contra los recalcitrantes del Kuomintang, por qué la unidad sólo puede conseguirse mediante la lucha y por qué no se puede obtener unidad alguna si renunciamos a ella. Aunque los dirigentes de los grupos con fuerzas locales pertenecen también a la clase de los grandes terratenientes y a la gran burguesía, deben ser considerados y tratados, en general, como elementos intermedios, ya que se encuentran en contradicción con los grandes terratenientes y los grandes burgueses que controlan el Poder central. Yen Si-shan, que luchó con la mayor energía contra los comunistas en la primera campaña anticomunista, adoptó una posición intermedia en la segunda; la camarilla de Kuangsí, que adoptó una posición intermedia en la primera, se ha pasado al campo anticomunista en la segunda, pero sigue en contradicción con la camarilla de Chiang Kai-shek y no debemos juzgar a ambas como una sola y misma
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cosa. Estas consideraciones son aún más válidas para tratar a los otros grupos con fuerzas locales. Sin embargo, muchos de nuestros camaradas todavía meten en un mismo saco a los distintos grupos de la clase terrateniente y de la burguesía, como si la clase terrateniente y la burguesía en bloque se hubiesen convertido en traidoras después del Incidente del Sur de Anjui. Esto es simplificar la compleja política de China. Si adoptamos este punto de vista y consideramos que todos los terratenientes y burgueses son iguales a los recalcitrantes del Kuomintang, terminaremos por aislarnos. Es necesario comprender que la sociedad china es pequeña en los dos extremos y grande en el centro[8], y que si el Partido Comunista no sabe ganarse a las masas de las clases intermedias y hacerles desempeñar el papel que les corresponde de acuerdo con sus respectivas condiciones, no podrá resolver los problemas de China.
   
5. Como algunos camaradas vacilan respecto al problema de si la contradicción entre China y el Japón es la fundamental y, por lo tanto, aprecian en forma errónea las relaciones de clases en China, a veces vacilan también ante la política del Partido. Después del Incidente del Sur de Anjui, al considerarlo como una repetición del Incidente del 12 de Abril o del Incidente del 21 de Mayo, dichos camaradas creen, al parecer, que las instrucciones de principio emitidas por el Comité Central el 25 de diciembre del año pasado ya no son aplicables, o no lo son en su totalidad. Estiman que ya no necesitamos el tipo de Poder que incluye a todos los partidarios de la resistencia al Japón y de la democracia, sino un supuesto Poder de los obreros, los campesinos y la pequeña burguesía urbana, y que ya no necesitamos la política de frente único del período de la Guerra de Resistencia, sino una política de revolución agraria, semejante a la que se aplicó durante la guerra civil de diez años. En la mente de estos camaradas, la correcta política del Partido, al menos por el momento, se ha vuelto borrosa.
   
6. Cuando el Comité Central de nuestro Partido les dio instrucciones de prepararse para hacer frente a una posible ruptura por parte del Kuomintang, es decir, a la peor eventualidad en el desarrollo de los acontecimientos, estos camaradas olvidaron las demás eventualidades. No entendieron que, si bien es absolutamente necesario preparares para lo peor, ello no significa desechar las posibilidades favorables; por el contrario, prepararse para lo peor es precisamente una condición para crear dichas posibilidades y convertirlas en realidad. Esta vez, como estábamos plenamente preparados para
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afrontar una ruptura por parte del Kuomintang, éste no se arriesgó a provocarla.
   
7. Un número aún mayor de camaradas no entienden la identidad entre la lucha nacional y la lucha de clases, no entienden la política de frente único ni la política de clase, y por lo tanto, no llegan a entender la identidad existente entre la educación en el espíritu de frente único y la educación de clase. Sostienen que, después del Incidente del Sur de Anjui, hay que poner un acento particular sobre una educación de clase independiente de la educación en el espíritu de frente único. Aun ahora no comprenden que, a lo largo de todo el período de la Guerra de Resistencia, nuestro Partido practica una sola política integral para con todos los componentes de las capas superiores y medias del país que todavía resisten al Japón, pertenezcan a la clase de los grandes terratenientes, a la gran burguesía o a las clases intermedias; esta política (de doble carácter) de frente único nacional, encierra los dos aspectos: alianza y lucha. Debemos aplicar esta política de doble carácter incluso con las tropas títeres, los colaboracionistas y los projaponeses, a excepción de aquellos que se niegan con una obstinación absoluta a enmendarse, a los cuales debemos aplastar de manera resuelta. La educación que nuestro Partido da a sus militantes y al pueblo, es una educación que también incluye ambos aspectos, es decir, enseña al proletariado, al campesinado y a otros sectores de la pequeña burguesía cómo aliarse en distintas formas con las diferentes capas de la burguesía y de la clase terrateniente para resistir al Japón, y al mismo tiempo, cómo luchar en distinta medida contra ellas de acuerdo con los diferentes grados en que se muestran conciliadoras, vacilantes o anticomunistas. La política de frente único es precisamente una política de clase, y las dos son inseparables. El que no tenga claridad respecto a este punto, no la tendrá tampoco en muchos otros problemas.
   
8. Otros camaradas no entienden que ya es de nueva democracia el carácter social de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia y de las bases de apoyo antijaponesas en el Norte y Centro de China. El criterio para juzgar si el carácter social de una zona es de nueva democracia, estriba principalmente en si los representantes de las amplias masas populares participan en el Poder de esa zona y si este está dirigido por el Partido Comunista. Por consiguiente, el Poder de frente único bajo la dirección del Partido Comunista es el signo principal de una sociedad de nueva democracia. Algunos piensan que la nueva democracia solamente puede considerarse realizada cuando
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haya una revolución agraria como la que se hizo durante la época de la guerra civil de diez años; esto es incorrecto. En la actualidad, el régimen político de las bases de apoyo es el de frente único integrado por todos los partidarios de la resistencia al Japón y de la democracia; la suya es una economía de la cual se han eliminado en lo fundamental los Factores semicoloniales y semifeudales, y su cultura es una cultura antiimperialista y antifeudal de las amplias masas populares. Por consiguiente, ya sea desde el punto de vista político, económico o cultural, tanto las bases de apoyo antijaponesas que sólo han puesto en práctica la reducción de los arriendos y los intereses, como la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia, que ha realizado una revolución agraria radical, tienen un carácter social de nueva democracia. Cuando el ejemplo de las bases de apoyo se extienda al país entero, toda China se convertirá en una república de nueva democracia.
   
* Instrucciones internas del Partido Comunista de China, redactadas por el camarada Mao Tse-tung en nombre del Comité Central.
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[1]
Este pacto, firmado el 13 de abril de 1941, consolidó la paz en la frontera oriental de la Unión Soviética, destruyendo así la maquinación de Alemania, Italia y el Japón destinada a realizar un ataque conjunto contra aquel país. Constituyó una importante victoria de la política exterior de paz de la Unión Soviética.
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[2]
Golpe de Estado contrarrevolucionario efectuado el 12 de abril de 1927, en Shanghai, por Chiang Kai-shek, durante el cual fueron asesinados un gran número de comunistas y de obreros, campesinos e intelectuales revolucionarios. Véase "Informe sobre una investigación del movimiento campesino en JunánI", nota 6, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.
[pág. 483]
[3]
Véase "La lucha en las montañas Chingkang", nota 17, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.
[pág. 484]
[4]
Se hace referencia a la primera campaña anticomunista lanzada por Chiang Kai-shek entre el invierno de 1939 y la primavera de 1940. Véase "Unir a todas las fuerzas antijaponesas y combatir a los recalcitrantes anticomunistas", nota 10, en el presente tomo.
[pág. 484]
[5]
Cita tomada de los comentarios de Chu Si (1130-1200), filósofo chino de la dinastía Sung, al capítulo XIII de la Doctrina del medio.
[pág. 484]
[6]
Véase "Expandir audazmente las Fuerzas antijaponesas y responder a los ataques de los recalcitrantes anticomunistas", nota preliminar, en el presente tomo.
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[7]
Se refiere al telegrama enviado el 9 de noviembre de 1940 por Chu Te y Peng Te-juai, comandante y subcomandante en jefe del XVIII Grupo de Ejércitos, y Ye Ting y Siang Ying, comandante y subcomandante respectivamente del Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército, en respuesta al telegrama de los generales kuomintanistas Je Ying-chin y Pai Chung-si, de fecha 19 de octubre. En él se desenmascaraba la maquinación anti-
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comunista y capituladora de los reaccionarios del Kuomintang, y se refutaba la absurda proposición de Je Ying-chin y Pai Chung-si de que las unidades del Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército y del VIII Ejército que estaban al Sur del río Amarillo se trasladaran en un plazo fijo al Norte de éste. Sin embargo, con vistas a mantener la unidad contra el Japón, el telegrama, redactado en un espíritu de conciliación, aceptaba el traslado de las unidades del Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército que se hallaban al Sur del Yangtsé, al Norte de este río, a la vez que pedía la solución de un número de importantes problemas pendientes entre el Kuomintang y el Partido Comunista. Este telegrama se granjeó la simpatía de los sectores intermedios y sirvió para aislar a Chiang Kai-shek.
[pág. 485]
[8]
Esta observación del camarada Mao Tse-tung quiere decir que, en la sociedad china, tanto el proletariado industrial, dirigente de la revolución, como los grandes terratenientes y la gran burguesía reaccionarias, constituían sólo una minoría de la población. Véase "Discurso pronunciado ante la Asamblea de Representantes de la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia", Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. III.
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