Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1962
PEKIN 1976
Segunda edición 1963
(5a impresión 1976)
pág. 361
16 de febrero de 1949
    Desde que el bandido Chiang Kai-shek lanzó el 1ƒ de enero su ofensiva de paz, los héroes de la camarilla reaccionaria del Kuomintang no dejaban de proclamar profusamente su deseo de "acortar la duración de la guerra", "aliviar los sufrimientos del pueblo" y "anteponer la salvación del pueblo a toda otra consideración". Pero, a comienzos de febrero, empezaron de súbito a poner sordina al estribillo de la paz para entonar la vieja cantinela: "lucharemos contra los comunistas hasta el final". Así es particularmente el caso en los últimos días. En la "Directiva especial sobre la propaganda", dada el 13 de febrero por el Departamento de Propaganda del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang a "todas las organizaciones y todos los periódicos del partido", se dice:
"Ye Chien-ying ha venido haciendo propaganda hacia nuestras regiones de retaguardia, diciendo que el Partido Comunista de China desea sinceramente la paz y condenando, al mismo tiempo, las medidas militares del Gobierno como expresiones de falta de sinceridad respecto a la paz. Todos nuestros periódicos deben refutar enérgicamente estas afirmaciones, en forma directa e indirecta, de acuerdo con los siguientes puntos."
La "Directiva especial sobre la propaganda" da a continuación toda una serie de razones por las cuales se debe hacer esta "refutación":
"Para el Gobierno más vale combatir hasta el final que rendirse incondicionalmente."
"Las ocho condiciones planteadas por Mao Tse-tung en su declaración del 14 de enero significan la ruina de la nación, y el Gobierno no debía haberlas aceptado."
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    ". . . el Partido Comunista de China . . . debe cargar con la responsabilidad de haber quebrantado la paz. No obstante, ha presentado ahora una lista de los llamados criminales de guerra, que incluye a todos los dirigentes del Gobierno, e incluso ha exigido que el Gobierno comience por arrestarlos; esto demuestra claramente lo insolente e insensato que es el Partido Comunista de China. Si el Partido Comunista no modifica tal actitud, resultará realmente difícil encontrar un camino para las negociaciones de paz."
Ya no queda ni rastro de la patética impaciencia con que se pidieron las negociaciones de paz hace dos semanas. Ya no se oyen palabras famosas como "acortar la duración de la guerra", "aliviar los sufrimientos del pueblo" y "anteponer la salvación del pueblo a toda otra consideración", palabras que se extendían por doquier y conmovían hasta lo hondo del corazón. Si el Partido Comunista de China no accede a modificar su "actitud" e insiste en el castigo de los criminales de guerra, será imposible negociar la paz. ¿Qué es, entonces, lo que se debe anteponer a toda otra consideración: la salvación del pueblo o la salvación de los criminales de guerra? A juzgar por la "Directiva especial sobre la propaganda" dada por los héroes del Kuomintang, éstos optan por la salvación de los criminales de guerra. El Partido Comunista de China sigue consultando a los partidos democráticos y organizaciones populares acerca de la lista de criminales de guerra, y le han llegado ya opiniones de algunos de ellos. Ninguna de las opiniones hasta aquí recibidas aprueba la lista presentada el 25 de diciembre del año pasado por una persona autorizada del Partido Comunista de China. Todas consideran demasiado corta esa lista que contiene los nombres de sólo 43 criminales de guerra; estiman que los que han de cargar con la responsabilidad de haber desencadenado la guerra contrarrevolucionaria y asesinado varios millones de seres no se limitan de modo alguno a 43, sino que deben sobrepasar ampliamente a un centenar. Por el momento, supongamos que el número de criminales de guerra se fije en un centenar y tanto. Entonces, quisiéramos preguntar a los héroes del Kuomintang: ¿Por qué se oponen ustedes al castigo de los criminales de guerra? ¿No desean "acortar la duración de la guerra? "aliviar los sufrimientos del pueblo"? Si la guerra continúa debido a esta oposición suya, ¿no será esto dilatar las cosas y prolongar el desastre de la guerra? "Dilatar las cosas y prolongar el desastre de la guerra" fue la misma acusación que hicieron ustedes el 26 de
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enero de 1949 contra el Partido Comunista de China en la declaración del vocero del gobierno de Nankín. ¿Será que ahora quieren ustedes retirar esta acusación, inscribirla en un cartel y colgárselo del cuello como signo de honor? Ustedes son hombres pletóricos de misericordia que "anteponen la salvación del pueblo a toda otra consideración". Entonces, ¿por qué cambian repentinamente de actitud y anteponen la salvación de los criminales de guerra a toda otra consideración? Según las estadísticas de su Ministerio del Interior, la población de China no es de 450 millones de habitantes, sino de 475 millones; comparen esta cifra con la de un centenar y tanto de criminales de guerra: ¿cuál es mayor? Ustedes, héroes, han aprendido aritmética; tómense, pues, la molestia de calcular bien según su manual antes de sacar conclusiones. Si, sin hacer bien este cálculo, cambian apresuradamente su fórmula originaria de "anteponer la salvación del pueblo a toda otra consideración" -- fórmula buena que aceptamos así como lo hace todo el pueblo -- por la de "anteponer la salvación de un centenar y tanto de criminales de guerra a toda otra consideración", entonces tengan cuidado, pues sin duda alguna no podrán mantenerse firmes. Después de haber "llamado a la paz" durante varias semanas, estos individuos, que no han dejado de repetir que se debe "anteponer la salvación del pueblo a toda otra consideración", ya no están "llamando a la paz", sino a la guerra. He aquí la desgracia de los recalcitrantes del Kuomintang: combaten obstinadamente al pueblo, lo pisotean desenfrenadamente y, de este modo, se encuentran aislados sobre el pináculo de una pagoda; además, no se arrepentirán ni en sus últimas horas. ¡Amplias masas populares del valle del Yangtsé y del Sur de China obreros, campesinos, intelectuales, pequeña burguesía urbana, burguesía nacional, shenshi sensatos y miembros del Kuomintang aún con conciencia --, atención! Están contados los días de los recalcitrantes del Kuomintang, que los pisotean a ustedes desenfrenadamente. Estamos del mismo lado, ustedes y nosotros. Este puñado de recalcitrantes pronto se vendrá abajo desde su pináculo, y una China popular va a nacer.
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