Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1972
(2a impresión 1972)
pág. 99
7 de septiembre de 1942
   
Desde que el Comité Central del Partido planteó la política de "menos pero mejores tropas y una administración más simple", las organizaciones del Partido en muchas bases de apoyo antijaponesas han elaborado planes para este trabajo y lo han iniciado conforme a las instrucciones del Comité Central. Los camaradas dirigentes de la Región Fronteriza de Shansí-Jopei-Shantung-Jonán han tomado firmemente este trabajo en sus manos y han dado el ejemplo en la aplicación de esta política. En algunas bases de apoyo, sin embargo, los camaradas no se han esforzado con seriedad en aplicarla porque no la comprenden suficientemente. No entienden aún su relación con la actual situación y con las demás políticas del Partido y no la consideran todavía de suma importancia. En el Diario de la Liberación se ha discutido varias veces este asunto, y ahora desearíamos explicarlo más.
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Los dirigentes del partido y el ejército revolucionarios deben prever esta situación particular. Si no son capaces de ello, irán a la zaga de los acontecimientos; por más que se esfuercen, no lograrán la victoria, e incluso existe el peligro de que perjudiquen la causa de la revolución. Es cierto que en las bases de apoyo antijaponesas situadas en la retaguardia enemiga las dificultades se han, pero todavía no han llegado a una gravedad extrema. Desde luego, si no adoptamos multiplicado ahora una política correcta, esas dificultades alcanzarán un grado extremo. En general, la gente se deja fácilmente llevar por la situación del pasado y el presente, y piensa que en el futuro ésta se mantendrá casi igual. Es incapaz de prever que el barco encontrará escollos y no sabe sortearlos gobernando serenamente el timón. ¿Cuál es el escollo con que puede tropezar el barco de la Resistencia? Son las dificultades materiales extremadamente graves de la etapa final de la guerra. El Comité Central del Partido las ha señalado y nos llama a estar vigilantes para sortear dicho escollo. Muchos de nuestros camaradas ya han comprendido esto, pero otros todavía no; tal es el primer obstáculo que debemos superar. La Guerra de Resistencia exige la unidad, y la unidad implica dificultades. Estas son de orden político; las ha habido en el pasado, y las puede haber en el futuro. En los últimos cinco años, nuestro Partido ha dedicado ingentes esfuerzos a superarlas gradualmente; nuestra consigna es reforzar la unidad, y debemos seguir haciéndolo. Pero, existen otras dificultades, las de orden material, las cuales no dejarán de agravarse cada vez más. Aún hay algunos camaradas que permanecen tranquilos y tienen escasa conciencia de ello; debemos, pues, alertarlos. Todos los camaradas de las bases de apoyo antijaponesas deben comprender que en adelante las dificultades materiales se agudizarán inevitablemente, que debemos superarlas y que uno de los medios importantes para lograrlo es el de "menos pero mejores tropas y una administración más simple".
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tener como antes un enorme aparato de guerra. Actualmente, entre ese aparato y la situación de la guerra ya ha surgido una contradicción, que debemos resolver. El enemigo trata de agravar esta contradicción; de ahí su política de "incendiarlo todo, matar a todos y saquearlo todo". Si continuamos manteniendo nuestro enorme aparato de guerra, caeremos precisamente en su trampa. Si lo reducimos para tener "menos pero mejores tropas y una administración más simple", ese aparato, aunque reducido, permanecerá fuerte. Resolviendo esta contradicción, la de "un pez grande en poca agua", es decir, adaptando nuestro aparato de guerra a la situación de la guerra, nos haremos aún más fuertes y, lejos de ser vencidos por el enemigo, finalmente lo venceremos. Por eso decimos que la política de "menos pero mejores tropas y una administración más simple", planteada por el Comité Central del Partido, es de suma importancia.
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lección valiosa. Un asno fue llevado a Kuichou; un tigre del lugar, pequeño en comparación, se asustó al verlo tan grande. Pero el asno terminó siendo devorado por el tigre. Nuestro VIII Ejército y nuestro Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército son el Rey Mono o el pequeño tigre, y son plenamente capaces de hacer frente a ese demonio o ese asno que es el Japón. Ahora es imperativo que cambiemos un poco y nos volvamos pequeños, pero más fuertes; entonces seremos invencibles.
   
Toda la política del Partido tiene por objetivo vencer al invasor japonés. A partir del quinto año, la Guerra de Resistencia ha entrado de hecho en su etapa final, la del logro de la victoria. En esta etapa, la situación es diferente no sólo de la del primer bienio de la guerra, sino también de la del segundo. El quinto y sexto años de la guerra se caracterizan porque al mismo tiempo que se aproxima la victoria, se presentan las mayores dificultades; en otras palabras, estamos en las "tinieblas que preceden al alba". En la etapa actual, esta situación existe en todos los países antifascistas, así como en China entera; no se limita a las bases de apoyo del VIII Ejército y del Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército, aunque en ellas se manifiesta con particular agudeza. Debemos esforzarnos por vencer en dos años al invasor japonés. Estos dos años serán extremadamente difíciles y diferirán mucho de los dos primeros años de la guerra y de los dos siguientes.
   
* Editorial escrito por el camarada Mao Tse-tung para el Diario de la Liberación, de Yenán.
   
Por qué es importante para superar las dificultades materiales la política de "menos pero mejores tropas y una administración más simple"? Es evidente que la situación actual de la guerra en las bases de apoyo no nos permite, y menos aún lo permitirá la situación futura, quedarnos en nuestros anteriores puntos de vista. Nuestro enorme aparato de guerra responde a las condiciones del pasado; entonces era permisible y necesario. Pero ahora el caso es diferente: las bases de apoyo se han reducido y probablemente seguirán reduciéndose durante cierto período; por lo tanto, de ningún modo podemos man-
   
Sin embargo, sucede con frecuencia que la mente del hombre se deja fácilmente encadenar por las circunstancias del momento y por la costumbre, de lo cual a veces ni siquiera los revolucionarios pueden escapar. Hemos creado con nuestras propias manos este enorme aparato, sin pensar que algún día nosotros mismos tendríamos que reducirlo; y ahora que ha llegado el momento de reducirlo, no nos sentimos en buena disposición y lo encontramos muy difícil. Cuando el enemigo nos está acosando con su colosal aparato de guerra, ¿podemos acaso reducir el nuestro? Y si lo reducimos, no tendremos suficientes fuerzas para hacerle frente. He aquí lo que se llama estar encadenado por las circunstancias del momento y por la costumbre. Cada vez que cambia el tiempo, hay que cambiar de ropa. Esto ocurre cada año, al pasar de la primavera al verano, del verano al otoño, del otoño al invierno y de éste a la primavera. Y no obstante, por la fuerza de la costumbre, la gente deja a veces de hacerlo en el momento adecuado y se enferma. Las actuales condiciones en las bases de apoyo exigen que nos quitemos la ropa de invierno y nos pongamos la de verano, a fin de ganar agilidad para la lucha contra el enemigo; pero seguimos abultados, tenemos la cabeza muy grande y los pies pequeños, lo que es completamente inapropiado para el combate. Para la pregunta: ¿cómo enfrentar el colosal aparato del enemigo?, tenemos el ejemplo de cómo el Rey Mono hizo frente a la Princesa del Abanico de Hierro. La Princesa era un demonio formidable, pero el Rey Mono, convirtiéndose en un diminuto insecto, se le introdujo en el estómago y la venció[1]. La descripción que hace Liu Tsung-yuan en "Un asno en Kuichou"[2] contiene igualmente una
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[1]
Esta fábula está sacada de la novela mitológica china Peregrinación al Oeste, cap. LIX.
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[2]
Liu Tsung-yuan (773-819) fue uno de los grandes escritores de la dinastía Tang. En su obra "Tres parábolas" se encuentra "Un asno en Kuichou", en que relata cómo un tigre de Kuichou se asustó al ver por primera vez un asno. Pero cuando descubrió que todo lo que éste podía hacer era rebuznar y cocear, se lanzó sobre él y lo devoro.
[pág. 101]
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