Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1968
PEKIN 1976
(3a impresión 1976)
pág. 257
30 de junio de 1939
   
Frente al invasor japonés, la primera y principal cuestión para la nación china siempre ha sido combatir o no combatir. Esta cuestión provocó una controversia muy seria durante el período que va del Incidente del 18 de Septiembre de 1931 al Incidente de Lukouchiao, ocurrido el 7 de julio de 1937. "Combatir es sobrevivir, no hacerlo es perecer" fue la conclusión a que llegaron todos los partidos y grupos patrióticos y todos los conciudadanos patriotas. "Combatir es perecer, no hacerlo es sobrevivir" fue la conclusión a que llegaron todos los capitulacionistas. El tronar de los cañones de la resistencia en Lukouchiao solucionó, por un tiempo, la controversia. Proclamó correcta la primera conclusión, y errónea la segunda. Pero, ¿por qué resolvió este problema sólo en forma temporal y no definitiva? Esto se debió a la política del imperialismo japonés de inducir a China a capitular, a las tentativas de los capitulacionistas extranjeros[1] de llegar a un compromiso, y a la vacilación de cierta gente en las filas de nuestro frente antijaponés. Ahora el problema ha sido nuevamente planteado, con ligeros cambios en los términos, como un "problema de paz o guerra". En consecuencia, en China se ha originado una nueva controversia entre los partidarios de la resistencia y los partidarios de la paz. Sus respectivos argumentos continúan siendo los mismos: "combatir es sobrevivir, hacer la paz es perecer", es la conclusión de los partidarios de la resistencia; "hacer la paz es sobrevivir combatir es perecer", es la conclusión de los partidarios de la paz. Los primeros, que comprenden a todos los partidos y grupos patrióticos y todos los conciudadanos patriotas, forman la gran mayoría de la nación, mientras que los últimos, o sea, los capituladores, constituyen sólo una minoría vacilante dentro del frente antijaponés, y por lo tanto, tienen que recurrir a una propaganda falaz, y antes que nada, a la propaganda anticomunista. Han fabricado como copos de nieve noticias, informes,
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documentos y resoluciones falsos, tales como: "el Partido Comunista está provocando disturbios"; "el VIII Ejército y el Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército se mueven sin combatir y desobedecen las órdenes"; "la Región Fronteriza de Shensí-Kansú-Ningsia se ha convertido en un régimen separatista, que está expandiéndose más allá de sus límites"; "el Partido Comunista conspira para derrocar al Gobierno", e incluso, "la Unión Soviética está maquinando una agresión contra China". Con todo esto, intentan encubrir la verdad de los hechos y preparar la opinión pública para alcanzar su propósito de hacer la paz, de capitular. Si los partidarios de la paz, los capituladores, están actuando de esta manera, es porque, sin combatir al Partido Comunista, que es el iniciador y paladín del frente único, no podrán destruir la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista, romper el frente único nacional antijaponés, ni consumar su capitulación. Además, esperan que el imperialismo japonés hará concesiones. Consideran que el Japón está casi exhausto y cambiará su política básica, retirándose voluntariamente del Centro, el Sur e incluso el Norte de China, y que de este modo China podrá vencer sin necesidad de luchar más. Finalmente ponen sus esperanzas en una presión internacional. Muchos partidarios de la paz esperan que las grandes potencias no sólo ejercerán presión sobre el Japón para que éste haga algunas concesiones y facilite así un acuerdo de paz, sino también sobre el Gobierno chino, a fin de poder decir a los partidarios de la resistencia: "¡Miren ustedes! ¡En el actual clima internacional, no hay más remedio que hacer la paz!" y "Una conferencia internacional del Pacífico[2] sería ventajosa para China. No sería otro Munich[3], sino ¡un paso hacia el renacimiento de China!" Todo esto forma el conjunto de puntos de vista, tácticas y estratagemas de los partidarios de la paz, los capituladores chinos. La comedia está siendo representada no solamente por el propio Wang Ching-wei, sino también, y esto es más grave, por muchos otros Wang Ching-wei que, ocultos dentro del frente antijaponés, están colaborando con aquél en un shuangjuang[4] o una ópera en que unos llevan el maquillaje blanco del villano y otros el rojo del héroe.
   
Los comunistas proclamamos públicamente que en todo momento estamos del lado de los partidarios de la resistencia y nos oponemos resueltamente a los partidarios de la paz. No tenemos sino un deseo, cual es junto con los demás partidos y grupos patrióticos y todos los conciudadanos patriotas, reforzar la unidad, consolidar el frente único
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nacional antijaponés, afianzar la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista, poner en práctica los Tres Principios del Pueblo, llevar la Guerra de Resistencia hasta el fin, combatir hasta el río Yalu y recobrar todo el territorio perdido[5]. Denunciamos resueltamente a los Wang Ching-wei, tanto declarados como encubiertos, que crean una atmósfera anticomunista, provocan "roces"[6] entre el Kuomintang y el Partido Comunista e incluso intrigan para suscitar otra guerra civil entre los dos partidos. Les decimos: En esencia, sus intrigas divisionistas no son sino preparativos para capitular, y su política de capitulación y división simplemente revela su plan general de vender los intereses de la nación en favor de los intereses egoístas de unos cuantos individuos; la gente tiene ojos y descubrirá sus intrigas. Rechazamos enérgicamente la absurda afirmación de que una conferencia del Pacífico no sería un Munich del Oriente. Por supuesto que la llamada conferencia del Pacífico constituiría un Munich del Oriente, un paso preparatorio para convertir a China en otra Checoslovaquia. Rechazamos enérgicamente la palabrería de que el imperialismo japonés puede entrar en razón y hacer concesiones. El imperialismo japonés nunca cambiará su política fundamental de subyugar a China. Las melosas palabras del Japón después de la caída de Wuján -- por ejemplo, las insinuaciones de que abandonarla la política de "no aceptar al Gobierno Nacional como la otra parte en las negociaciones"[7] y que por el contrario lo reconocería como tal o de que, en ciertas condiciones, retiraría sus tropas del Centro y Sur de China -- forman parte de su pérfida política tendiente a hacer que el pez muerda el anzuelo para luego cocinarlo, y quien lo muerda no puede esperar más que acabar en la olla. Los capitulacionistas extranjeros siguen igualmente una siniestra política de inducir a China a capitular. Favorecen la agresión japonesa contra China, mientras ellos mismos "contemplan la pelea de los tigres desde la cumbre", esperando el momento oportuno para montar una conferencia del Pacífico en la que intervendrían de mediadores con el fin de sacar provecho a costa de otros. Quienquiera que ponga sus esperanzas en tales intrigantes también caerá derecho en la trampa.
   
Lo que antes fue una cuestión de combatir o no combatir se ha convertido hoy en una cuestión de continuar la resistencia o hacer la paz pero esencialmente es la misma cuestión, la más importante y fundamental de todas. En los últimos seis meses, debido a que el Japón ha intensificado su política de inducir a China a capitular, a
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que los capitulacionistas extranjeros han acrecentado sus actividades y sobre todo, a que algunas personas dentro del frente antijaponés se han mostrado más vacilantes que nunca, se ha armado un gran alboroto en torno al problema de la paz o la guerra, y así la capitulación ha llegado a ser el principal peligro en la actual situación política. Y el primero y más importante paso que los capituladores están dando para prepararla es luchar contra el comunismo, lo cual supone romper la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista y la unidad en la Guerra de Resistencia. En estas circunstancias, todos los partidos y grupos patrióticos y todos los conciudadanos patriotas deben abrir bien los ojos para vigilar las actividades de los capituladores y comprender que la situación actual se caracteriza esencialmente porque la capitulación es el principal peligro, y el anticomunismo, el paso preparatorio hacia ella, y deben hacer todos los esfuerzos para oponerse a la capitulación y a la ruptura. Es absolutamente inadmisible que un grupo de individuos socave o traicione la guerra contra el imperialismo japonés, guerra que ha costado ya a la nación dos años enteros de sangre. Es absolutamente inadmisible que un grupo de individuos sabotee o rompa el frente único nacional antijaponés, que ha sido forjado con el esfuerzo común de toda la nación.
   
Si se continúa la resistencia y se persiste en la unidad, China sobrevivirá.
   
Si se acepta la paz y se persiste en la ruptura, China perecerá.
   
¿Qué camino rechazar y cuál aceptar? Nuestros compatriotas han de elegir cuanto antes.
   
Los comunistas estamos decididos a continuar la resistencia y persistir en la unidad.
   
Todos los partidos y grupos patrióticos y todos los conciudadanos patriotas también están decididos a continuar la resistencia y persistir en la unidad.
   
Aun si los capituladores, que traman la rendición y la ruptura, consiguieran prevalecer por algún tiempo, terminarían siendo desenmascarados y castigados por el pueblo. La tarea histórica de la nación china es unirse en la resistencia para obtener su liberación. Lo que desean los capituladores es exactamente la contrario; pero, por grande que sea su éxito, y por más jubilosos que puedan sentirse, imaginándose que nadie podrá hacerles daño, no escaparán al castigo del pueblo.
   
Oponerse a la capitulación y a la ruptura, es la tarea urgente que se plantea ahora ante todos los partidos y grupos patrióticos y ante todos los conciudadanos patriotas.
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¡Que todo el pueblo se una! ¡Persistir en la resistencia y la unidad y desbaratar toda conspiración tendiente a la capitulación y a la ruptura!
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[1]
Se refiere a los imperialistas ingleses y norteamericanos que intrigaban para llegar a un compromiso con el Japón, sacrificando a China.
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[2]
La proyectada conferencia internacional del Pacífico fue llamada el Munich del Extremo Oriente porque los imperialistas ingleses, norteamericanos y franceses, junto con los partidarios chinos de la paz, conspiraban para llegar por medio de tal conferencia a un compromiso con el Japón, vendiendo a China. Era Chiang Kai-shek quien utilizaba el absurdo argumento, refutado por el camarada Mao Tse-tung en este artículo, de que tal conferencia no constituiría un Munich del Oriente.
[pág. 258]
[3]
En septiembre de 1938 los jefes de los Gobiernos inglés, francés, alemán e italiano se reunieron en Munich (Alemania) y concluyeron un acuerdo, por el cual Inglaterra y Francia entregaron Checoslovaquia a Alemania a cambio de que ésta atacara a la Unión Soviética. En 1938 y 1939,. los imperialistas ingleses y norteamericanos hicieron varias tentativas para lograr un compromiso con el imperialismo japonés sacrificando a China. En el tiempo en que el camarada Mao Tse-tung escribió este artículo, Inglaterra y el Japón sostenían conversaciones en una nueva tentativa por realizar su plan. Este fue llamado "Munich del Oriente" por su similitud con la confabulación de Munich entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia.
[pág. 258]
[4]
Representación cómica de dos actores uno de los cuales ejecuta una pantomima ante el público mientras el otro recita oculto los parlamentos. Con esta imagen, el camarada Mao Tse-tung expresa cómo trabajaban en colusión Wang Ching-wei y Chiang Kai-shek. Mientras el primero era jefe de la banda de los capituladores declarados, el segundo encabezaba la pandilla de los que permanecían ocultos en el frente antijaponés.
[pág. 258]
[5]
En enero de 1939, en la V Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central elegido en el V Congreso Nacional del Kuomintang, Chiang Kai-shek declaró abiertamente que las palabras "hasta el fin" en la consigna "Continuar la Guerra de Resistencia hasta el fin" sólo querían decir "restablecer el statu quo anterior al Incidente de Lukouchiao ",interpretación ésta que hubiera significado el abandono a la ocupación japonesa de las vastas zonas del Norte y el Nordeste de China. Por eso, en oposición a la política capituladora de Chiang Kai-shek. el camarada Mao Tse-tung señaló aquí específicamente que "hasta el fin" significaba "combatir hasta el río Yalu y recobrar todo el territorio perdido".
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[6]
El término "roce" fue ampliamente utilizado en ese tiempo para referirse a distintos tipos de acciones políticas y militares emprendidas por los reaccionarios del Kuomintang para destruir el frente único nacional antijaponés y oponerse al Partido Comunista y a las fuerzas progresistas, por ejemplo, matanzas y ataques en gran escala contra el VIII Ejército y el Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército.
[pág. 259]
[7]
El Japón ocupó Nankín el 13 de diciembre de 1937, y el 16 de enero del año siguiente el gobierno japonés dio a conocer una declaración en la que decía que el Japón "no aceptará al Gobierno Nacional como la otra parte en las negociaciones
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y espera que se establezca uno nuevo". Después de que las tropas japonesas ocuparon Cantón y Wuján en octubre de 1938, el Gobierno japonés, aprovechándose de la vacilación de Chiang Kai-shek, cambió esa política por la de inducirlo a capitular. En consecuencia, emitió el 3 de noviembre una nueva declaración en la que decía: "En cuanto al Gobierno Nacional, siempre que abandone la errónea política que ha seguido hasta ahora e incorpore gente nueva en su seno para llevar a cabo la rehabilitación y mantener la paz y el orden, el Imperio no se negará a negociar con él."
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