Del
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1977
PEKIN
PREFACIOS A EL AUGE SOCIALISTA EN EL CAMPO CHINO |
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Septiembre y diciembre de 1955
    La línea general del Partido Comunista de China para el período de transición del capitalismo al socialismo consiste en cumplir en lo fundamental la industrialización del país y, a la vez, las transformaciones socialistas de la agricultura, de la artesanía y de la industria y comercio capitalistas. Este período de transición abarca aproximadamente dieciocho años, o sea, los tres años de recuperación más el lapso de tres planes quinquenales. Aparentemente, dentro del Partido, todos están de acuerdo con la línea general tal como está formulada y con el plazo previsto para llevarla a cabo; pero en realidad existen opiniones diferentes, que en la actualidad se expresan principalmente en torno al problema de la transformación socialista de la agricultura, es decir, de la cooperativización agrícola.
    Algunos señalan que, por lo ocurrido en estos años con la cooperativización agrícola, parece perfilarse una constante: Luego de que en el invierno se promueve su desarrollo, en la primavera se presenta gente que lo combate como avance temerario. Ellos tienen fundamentos para hacer esta afirmación, pues en varias ocasiones han sido testigos de luchas contra el llamado avance temerario. Por ejemplo, en el invierno de 1952 se vio desarrollo, pero fue combatido como avance temerario en la primavera de 1953; se registró un nuevo desarrollo en el invierno de 1954, y otra vez se lo combatió como avance temerario en la primavera de 1955. La oposición al llamado avance temerario residió no solamente en suspender el desarrollo de la cooperativización,
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sino también en disolver por la fuerza (o "abatir") gran número de cooperativas ya establecidas, lo que provocó descontento entre los cuadros y las masas campesinas. Algunos campesinos estaban tan indignados que no quisieron comer, o se quedaron acostados en sus camas, o dejaron de trabajar más de diez días seguidos. Ellos decían: "Fueron ustedes quienes nos llamaron a crear las cooperativas, y ahora ustedes mismos nos mandan disolverlas." La disolución de cooperativas fue motivo de regocijo para los campesinos medios acomodados y de aflicción para los campesinos pobres. Al enterarse de que se había interrumpido el desarrollo de la cooperativización o que se estaban disolviendo cooperativas, los campesinos pobres de la provincia de Jupei se sintieron "helados hasta los huesos", mientras que algunos campesinos medios observaron: "Esto vale tanto como una peregrinación a la montaña Mulan." (En esta montaña, situada en el distrito de Juangpi, de esa provincia, hay un templo del mismo nombre, al que a los campesinos les gusta ir de peregrinación.)
    ¿Por que algunos camaradas han mostrado una vacilación que el común de las personas encuentra absolutamente indebida? Porque ellos se han dejado influir por algunos campesinos medios. En la etapa inicial de la cooperativización, una parte de los campesinos medios fueron reacios a la transformación socialista, y lo fueron, sobre todo, los campesinos medios acomodados, que tienen una fuerte inclinación al capitalismo. De lo que aquí se trata es de la política y los métodos de trabajo del Partido para con los campesinos medios en el movimiento de cooperativización. Muchos campesinos medios que no tienen una posición económica muy holgada y poseen un nivel de conciencia política más o menos alto, y principalmente los campesinos medios inferiores, nuevos y antiguos, se integrarán de buen grado a las cooperativas si, en vez de una política que beneficie únicamente a los campesinos pobres en detrimento de los campesinos medios, aplicamos una política beneficiosa para ambas capas, y si son correctos nuestros métodos de trabajo. Sin embargo, incluso si seguimos tal política, también habrá campesinos medios que preferirán mantenerse, por el momento, fuera de las cooperativas, pensando que "no estaría mal seguir libres por uno o dos años". Este estado de ánimo es del todo comprensible, porque la cooperativización supone transformar la propiedad privada de los campesinos sobre sus medios de producción, así como todos sus métodos de explotación y manejo de la agricultura; esto representa para ellos un cambio radical y, como es lógico, necesitan
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reflexionar cautelosamente, siéndoles difícil por algún tiempo tomar una decisión. Algunos camaradas no enfrentaron los problemas de acuerdo con la política y los métodos de trabajo de nuestro Partido y, al presentarse las quejas de los campesinos medios acomodados y descubrirse ciertas fallas en nuestro trabajo, se desconcertaron y comprometieron todas sus fuerzas en combatir el "avance temerario" y en "abatir", por los más leves motivos, las cooperativas, como si se tratara de tumores malignos que podían causar la muerte si no se los extirpaba de inmediato. Esto no corresponde en absoluto a la realidad. Es cierto que nuestro trabajo tiene defectos, pero el movimiento de cooperativización en su conjunto es sano. Las grandes masas de campesinos pobres y campesinos medios inferiores acogen con beneplácito las cooperativas. Una parte de los campesinos medios prefieren permanecer a la expectativa, y nosotros debemos permitírselo. En cuanto a los campesinos medios acomodados, excepción hecha de aquellos que deseen ingresar en las cooperativas, debemos darles más tiempo de espera. En la actualidad, el defecto principal que se observa en el movimiento es que en muchos lugares los dirigentes del Partido no marchan a la par de los acontecimientos; no han tomado en sus propias manos la dirección de todo el movimiento, ni tienen planes integrales para una provincia, un distrito, un territorio o un cantón, y sólo realizan a retazos su trabajo, faltándoles iniciativa, dinamismo, entusiasmo, afecto y total dedicación. Así ha surgido un grave problema, y es que el movimiento ha cobrado gran amplitud en la base, pero las instancias superiores no le prestan suficiente atención, lo que ha originado, naturalmente, ciertos desórdenes. Frente a tales desórdenes, hay camaradas que, en vez de reforzar la dirección y perfeccionar la planificación, adoptan una actitud negativa, tratando de detener el avance del movimiento o precipitándose a "abatir" cooperativas. Desde luego, esta manera de proceder es incorrecta y engendrará inevitablemente más desórdenes.
   
Hemos compilado textos para un libro titulado Cómo organizar cooperativas de producción agrícola [1]. El libro, que consta de más de 120 textos, comprende ejemplos sacados de la realidad en las diversas provincias, municipios y regiones autónomas. La mayor parte de los materiales corresponde al período que va de enero a agosto de 1955. y el resto, a la segunda mitad de 1954. Casi todos han sido tomados de las publicaciones internas de las organizaciones del Partido en las provincias, municipios y regiones autónomas, algunos han sido extraídos
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de periódicos y otros son informes presentados a los comités del Partido de niveles superiores por comités de niveles inferiores o por camaradas dedicados al trabajo rural; también se incluye la transcripción de una charla que dio en Pekín el director de una cooperativa. En dichos materiales sólo hemos hecho algunos cambios de lenguaje sin tocar su contenido. Una parte de ellos va precedida de notas, que denominamos "Notas del Redactor" para diferenciarlas de aquellas puestas a algunos de esos materiales por los redactores de las publicaciones en que aparecieron originalmente. Consideramos que los puntos de vista expresados por los autores en todos los textos son correctos o fundamentalmente correctos. Estos materiales permiten a los lectores ver las dimensiones, el rumbo y las perspectivas del movimiento de cooperativización que se desarrolla en todo el país. Nos muestran que el movimiento es sano. Allí donde ocurrieron desórdenes fue precisamente donde los comités del Partido no guiaron el movimiento como se debía. Esos problemas fueron resueltos una vez que los comités del Partido se pusieron a la par del movimiento y dieron una orientación adecuada, acorde con la política del Comité Central. Los materiales aquí publicados son muy convincentes; podrán activar a aquellos que hasta la fecha mantienen una actitud pasiva hacia el movimiento, ayudarán a encontrar las maneras de organizar cooperativas a los que hasta ahora no saben cómo hacerlo y, lo que es más, sellarán los labios de quienes propenden a "abatir" las cooperativas por los más leves motivos.
   
Realizar la transformación socialista de la agricultura entre varios cientos de millones de campesinos es una labor formidable. Tomando al país en su conjunto, el movimiento no hace mucho que empezó y las experiencias adquiridas aún son insuficientes. Sobre todo, no hemos hecho todavía un amplio y enérgico trabajo de propaganda en todo el Partido; como resultado de ello, son muchos los camaradas que no han prestado atención a este problema y que no comprenden los principios, políticas y medidas concernientes a este movimiento, de lo que se deriva la falta de voluntad unánime en el seno del Partido. Pronto tendrá lugar la VI Sesión Plenaria del Comité Central de nuestro Partido, que debe discutir este problema y tomar una nueva resolución al respecto. De acuerdo con ella, deberemos hacer un amplio y enérgico trabajo de propaganda para aunar la voluntad de todo el Partido. La publicación de este libro puede contribuir en algo a dicho trabajo de propaganda.
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27 de diciembre de 1955
   
Este libro es una recopilación de materiales destinada a los que desarrollan su trabajo en las zonas rurales. Originalmente, en el mes de septiembre, fue escrito un prefacio[2] para él. Pero ahora, transcurridos tres meses, ha perdido actualidad y se hace necesario escribir uno nuevo.
   
Con el libro ha sucedido lo siguiente: Ha sido compilado en dos ocasiones, en septiembre y diciembre. En la primera ocasión, fueron reunidos 121 textos, la mayor parte de los cuales reflejaban la situación del primer semestre de 1955, refiriéndose el resto a la segunda mitad de 1954. Recogidos en una edición de prueba, fueron entregados, para pedir sus opiniones, a los camaradas responsables de los comités del Partido en las provincias, municipios, regiones autónomas y prefecturas que asistieron a la VI Sesión Plenaria (Ampliada) del VII Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada entre el 4 y el 11 de octubre de 1955. Ellos consideraron necesario agregar algunos otros materiales. Luego de la Sesión, la mayoría de las provincias, municipios y regiones autónomas nos enviaron materiales adicionales. Muchos de estos reflejan la situación de la segunda mitad de 1955. Así se hizo indispensable una nueva recopilación. De los 121 textos originales, suprimimos 30 y conservamos 91, y de los nuevos seleccionamos 85, lo que arroja un total de 176 escritos con unos 900.000 caracteres, que integran el presente volumen. Los camaradas encargados de la compilación han revisado todos los textos, introducido algunos cambios de lenguaje, escrito notas explicativas a los términos de difícil comprensión y preparado un índice temático. Además, con el propósito de criticar ciertas ideas erróneas y presentar algunas sugerencias, hemos puesto notas a una parte de esos trabajos. Las denominamos "Notas del Redactor" para distinguirlas de aquellas puestas a algunos de esos materiales por los redactores de las publicaciones en que aparecieron originalmente. Puesto que nuestras notas fueron escritas, unas, en septiembre y, otras, en diciembre, hay entre ellas ciertos matices en el tono.
   
Sin embargo, aquí no se trata simplemente de un asunto de materiales. Se trata de que en China se operó un cambio radical en
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el segundo semestre de 1955. Hasta la fecha -- fines de diciembre de 1955 --, más de 70 millones de los 110 millones de familias campesinas, o sea, más del 60 por ciento, se han reunido en cooperativas de producción agrícola de tipo semisocialista, respondiendo al llamamiento del Comité Central del Partido Comunista de China. En el informe que hice el 31 de julio de 1955 sobre el problema de la cooperativización agrícola, señalé que se habían incorporado a las cooperativas 16.900.000 familias campesinas, pero en el curso de unos meses, se han sumado a ellas más de 50 millones de familias. Este es un acontecimiento extraordinario. Nos indica que basta un año más, el de 1956, para concluir básicamente la cooperativización agrícola semisocialista. Y en otros tres o cuatro años, es decir, en 1959 ó 1960, podremos terminar, en lo fundamental, la conversión de las cooperativas semisocialistas en cooperativas plenamente socialistas. Nos demuestra, además, que también debemos esforzarnos por cumplir, antes de lo programado, las transformaciones socialistas de la artesanía y de la industria y comercio capitalistas de China, para responder a las necesidades del desarrollo agrícola. Finalmente, nos enseña que ya no podemos ceñirnos por completo a lo inicialmente concebido en cuanto a la magnitud y el ritmo de la industrialización de China y del desarrollo de su ciencia, su cultura, su educación, su salubridad, etc., sino que en esos terrenos debe haber ampliación y aceleración apropiadas.
   
¿Marcha sanamente la cooperativización agrícola siendo tan acelerado su ritmo? Claro que sí. Las organizaciones locales del Partido dirigen este movimiento en todos sus aspectos. Los campesinos toman parte en el movimiento con gran calor y en forma bien ordenada. Su entusiasmo en la producción se ha elevado a una altura sin precedentes. Por primera vez las masas, en su mayor amplitud, ven con claridad el porvenir. Cuando se hayan cumplido los tres planes quinquenales, o sea, en 1967, la producción de cereales y de muchos otros cultivos probablemente se duplicará o triplicará en comparación con el más alto nivel anual anterior a la fundación de la República Popular. El analfabetismo será liquidado en un plazo relativamente corto (digamos siete u ocho años). Ya tenemos maneras para combatir muchas de las enfermedades, la esquistosomiasis por ejemplo, que más afectaban al pueblo y que antes eran consideradas imposibles de vencer. En fin, las masas ya ven las grandes perspectivas que se abren ante ellas.
   
El problema que se plantea ahora ante todo el Partido y el pueblo no es ya el de la crítica a las ideas conservadoras de derecha en cuanto
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al ritmo de la transformación socialista de la agricultura; este problema está resuelto. Tampoco es el problema del ritmo de la transformación, por ramas enteras, de las empresas industriales y comerciales capitalistas en empresas mixtas estatal-privadas, problema que también ha sido resuelto. En cuanto al problema del ritmo de la transformación socialista de la artesanía, debemos discutirlo en el primer semestre de 1956; será fácil resolverlo. El problema actual no se presenta en referencia a estos aspectos, sino a otros, tales como la producción agrícola, la industrial (empresas estatales, empresas mixtas estatal-privadas y empresas cooperativas) y la artesanal; la envergadura y el ritmo de la construcción de obras básicas para la industria, las comunicaciones y el transporte; la coordinación del comercio con las demás ramas de la economía, y la coordinación del trabajo científico, cultural, educacional y sanitario con las diversas actividades económicas. En todos estos campos existe subestimación de la realidad, defecto que debemos criticar y corregir, de manera que nuestro trabajo se mantenga al paso del desarrollo de la situación en su conjunto. El hombre debe adaptar su pensamiento a los cambios operados en las situaciones. Por supuesto, nadie debe dejarse llevar por la fantasía, ni elaborar planes de acción por encima de las condiciones objetivas, ni pretender hacer lo que en realidad es imposible. Pero, el problema actual consiste en que las ideas conservadoras de derecha aún ocasionan trastornos en muchos terrenos, impidiendo que el trabajo en ellos se ajuste al desarrollo de las condiciones objetivas. Consiste en que mucha gente considera imposible lo que es posible cuando se hacen esfuerzos. Por consiguiente, es plenamente necesario criticar de manera constante las ideas conservadoras de derecha, cuya existencia es un hecho.
   
El presente volumen está destinado a los camaradas que trabajan en las zonas rurales. Pero, ¿pueden leerlo también los que viven en las ciudades? No sólo pueden, sino que deben leerlo, pues se trata de algo nuevo. Así como en las ciudades surgen cada día y cada hora nuevas cosas características de la causa socialista, otro tanto ocurre en el campo. ¿Qué están haciendo los campesinos? ¿Qué ligazón hay entre lo que hacen los campesinos y lo que hacen los obreros, los intelectuales y todas las personalidades patrióticas? Para comprender todo esto, es útil leer algo sobre las zonas rurales.
   
A fin de que haya más gente que conozca la actual situación en el campo, nos proponemos escoger 44 de los 176 textos para una edición
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abreviada de algo así como 270.000 caracteres, de suerte que puedan, igualmente, tener una idea del asunto quienes no estén en condiciones de leer el volumen completo.
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Apuntes sobre |
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[1]
Al publicarse, el libro cambió su título por el de El auge socialista en el campo chino.
[pág. 253]
[2]
Se refiere a "Prefacio I".
[pág. 255]
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