* Artículo escrito por el camarada Mao Tsetung y distribuido entre cuadros del Partido.
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se debe a que los dogmáticos representan una tendencia ideológica dentro del proletariado, sólo que teñida de fanatismo pequeñoburgués. Lo que algunas veces es atacado como "dogmatismo" son en realidad simples errores cometidos en el trabajo y, otras, es en verdad el marxismo, que cierta gente toma por "dogmatismo" y ataca como tal. Los que efectivamente son dogmáticos creen que el "izquierdismo" es mejor que el derechismo, y esto tiene una explicación: Ellos quieren hacer la revolución. Pero, por el daño que ocasiona a la causa revolucionaria, el "izquierdismo" no es en nada mejor que el derechismo, y por eso hay que rectificarlo con resolución. Algunos errores han sido cometidos debido a la aplicación de políticas procedentes de las autoridades centrales y de ello no hay que culpar demasiado a los niveles inferiores. Muchos nuevos miembros de nuestro Partido son intelectuales (los hay aún más en la Liga de la Juventud), y una parte de ellos tienen realmente ideas revisionistas bastante graves. Niegan el espíritu de partido y el carácter de clase de la prensa; borran la diferencia de principio entre el periodismo proletario y el burgués, y meten en el mismo saco el periodismo que refleja la economía colectiva de un país socialista y el que refleja la economía de un país capitalista, caracterizada por la anarquía y la rivalidad de grupos monopolistas. Se deleitan con el liberalismo burgués y se oponen a la dirección del Partido. Aprueban la democracia, pero están en contra del centralismo. Se oponen a que el trabajo cultural y educacional (incluido el periodístico) se someta a una dirección, planificación y control adecuados -- desde luego, no excesivamente centralizados --, que son indispensables para hacer realidad la economía planificada. Actúan en concomitancia con los intelectuales de derecha en el ámbito social, se asocian y fraternizan con ellos. Son diversos los tipos de personas que critican el dogmatismo: los comunistas, es decir, los marxistas; los "comunistas" entre comillas, esto es, los derechistas de dentro del Partido Comunista, o revisionistas; y la izquierda, el centro y la derecha de fuera del Partido. El centro es numeroso, representa alrededor del 70 por ciento de los intelectuales de Fuera del Partido, mientras que la izquierda constituye más o menos un 20 por ciento, y la derecha, el 1, 3 ó 5 y hasta el 1o por ciento, según las condiciones concretas.
   
En los últimos tiempos, los derechistas pertenecientes a los partidos democráticos y los que se hallan en los centros de enseñanza superior se han mostrado sumamente decididos y desenfrenados. Creen que los elementos de centro son gente suya y que no seguirán
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al Partido Comunista, pero, en realidad, esto no es más que un sueño. Algunos de los elementos de centro, vacilantes como son, pueden pasarse a la izquierda o a la derecha; en este momento, ante los desaforados ataques de los derechistas, prefieren callar y esperar a ver qué pasa. Hasta el presente estos ataques aún no han llegado a su apogeo, y los derechistas están que bailan de alegría. Los derechistas de dentro y fuera del Partido ignoran la dialéctica: Una cosa se convierte en su contrario cuando llega al extremo. Nosotros dejaremos que se desmanden por un tiempo más y lleguen al colmo. Cuanto más desenfrenados se muestren, tanto mejor para nosotros. Algunos de ellos manifiestan el temor de que. esto no sea más que un anzuelo, y otros, el de que se esté empleando con ellos la táctica de atraer al enemigo para que penetre profundamente y luego acorralarlo y aniquilarlo. Lo que sucede ahora es que gran cantidad de peces han salido a flor de agua sin necesidad de que se les eche anzuelo alguno. No son peces ordinarios, sino probablemente tiburones, que tienen dientes afilados y gustan de devorar a la gente. Las aletas que comemos son instrumentos natatorios de este tipo de pez. La lucha entre nosotros y los derechistas gravita en torno al combate por ganar a los elementos de centro, quienes, efectivamente, pueden ser atraídos a nuestro lado. Eso de apoyar la dictadura democrática popular, el gobierno popular, el socialismo y la dirección del Partido Comunista, en boca de los derechistas, es todo falso y de manera alguna debemos darle crédito. Esto rige para todos los derechistas, sean de los partidos democráticos, de los círculos docentes, artísticos y literarios, periodísticos y científico-tecnológicos, o de los medios industriales y comerciales. Hay dos tipos de gentes que dan muestras de la mayor resolución en su actitud: las de izquierda y las de derecha. Unas y otras se disputan a los elementos de centro, se disputan la dirección sobre ellos. Los derechistas intentan conquistar primero una parte y luego el todo. Luchan por conquistar primero la dirección sobre los círculos periodísticos, docentes, artísticos y literarios y científico-tecnológicos. Saben que en estos terrenos el Partido Comunista está en inferioridad de condiciones con respecto a ellos y ése es efectivamente el caso. Son "tesoros de la nación" a los cuales no se les puede tocar ni un pelo. La campaña contra los "tres males", la eliminación de los contrarrevolucionarios y la remodelación ideológica, ¡malditas todas esas cosas del pasado! ¡Atreverse a tocar lo sagrado! Saben, además, que entre los estudiantes universitarios muchos son hijos de terratenientes, campesinos ricos y burgueses, y creen que responderán
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a su llamado. Esto puede suceder con aquellos estudiantes que tienen ideas de derecha, pero es una quimera suponer que así actuará la mayoría de los estudiantes. También hay indicios de que los derechistas de los círculos periodísticos incitan a las masas obreras y campesinas contra el gobierno.
   
Hay quienes se oponen a la práctica de colocar etiquetas políticas, pero su oposición se limita a que el Partido Comunista lo haga con ellos. En cambio, ellos sí se permiten colocarlas al Partido Comunista y a los elementos de izquierda y de centro de los partidos democráticos y de los diversos círculos sociales. En los últimos meses, ¡cuántas etiquetas no han acomodado los derechistas valiéndose de los periódicos! En lo que se refiere a los de centro, son sinceros en su oposición a la práctica de colgar etiquetas. A ellos es preciso quitarles todas aquellas que les hayamos puesto inapropiadamente y, en adelante, abstenernos de colocar etiquetas de modo indiscriminado. Hay que reparar de manera pública todas las injusticias que en efecto se hayan cometido con algunas personas, sean quienes fueren, en la campaña contra los "tres males", durante la eliminación de los contrarrevolucionarios y en el curso de la remodelación ideológica. Pero poner etiquetas a los derechistas es harina de otro costal. Aun así, hay que hacerlo con acierto, y sólo a los verdaderos derechistas se les debe colgar la etiqueta de derechistas. Salvo raras excepciones, no hace falta dar a conocer sus nombres, pues así les dejamos un margen, de manera que pueda llegarse a un compromiso cuando las circunstancias lo permitan. Aquello de que los derechistas representan el 1, 3 ó 5 y hasta el 10 por ciento es solamente un cálculo, pudiendo el porcentaje resultar mayor o menor. Además, las circunstancias varían de una entidad a otra. Por todo ello, es preciso fundamentar dicha calificación en pruebas fehacientes y en hechos, evitando incurrir en excesos, pues incurrir en excesos es erróneo.
   
La burguesía y muchos de los intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad siempre tratan con obstinación de manifestarse, añoran su viejo mundo y se sienten un tanto desadaptados en el nuevo. Reeducarlos requiere un tiempo muy largo y el empleo de métodos que no sean burdos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos ha progresado mucho en comparación con los primeros años posteriores a la Liberación. La mayor parte de las críticas que nos han hecho es correcta, y debemos aceptarla. Sólo una parte es incorrecta, y esto exige un trabajo de explicación. A ellos les asiste la razón al pedir que se les tenga confianza y que se les aseguren las
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atribuciones correspondientes a sus cargos. Es necesario tenerles confianza y conferirles autoridad y responsabilidad. En cuanto a las críticas de los derechistas, algunas también son correctas y no se las debe rechazar en bloque. Debemos aceptar cualquier crítica correcta. El rasgo distintivo de los derechistas es su actitud política de derecha. Ellos mantienen con nosotros una cooperación formal, pero en esencia no cooperan. 0 mejor, en ciertos asuntos cooperan y en otros no. Lo hacen en circunstancias normales, pero, cuando se les presenta algún resquicio como la actual coyuntura, se niegan de hecho a cooperar. Puesta a un lado su promesa de acatar la dirección del Partido Comunista, pretenden zafarse de ella. Pero sin esta dirección no se podría construir el socialismo y la nación sufriría enormes desastres.
   
Hay en nuestro país varios millones de burgueses y de intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad. Necesitamos que trabajen para nosotros y debemos seguir mejorando nuestras relaciones con ellos, a fin de que presten un servicio más eficaz a la causa del socialismo y de que nosotros podamos dar nuevos pasos en su reeducación, la que les permitirá transformarse poco a poco en parte de la clase obrera, convertirse en lo contrario de lo que son hoy. La gran mayoría de ellos llegarán, sin duda, a esta meta. La reeducación implica tanto unidad como lucha, esto es, conseguir la unidad mediante la lucha. La lucha es recíproca, y éste es un momento en que mucha gente lucha contra nosotros. Son razonables, o razonables en lo fundamental, las críticas de la mayoría de ellos, incluidas aquellas tan agudas como las del profesor Fu Ying, de la Universidad de Pekín, que no se han publicado en los periódicos. Esta mayoría critica con miras a un mejoramiento de nuestras relaciones mutuas y lo hace de buena fe. En cambio, las críticas de los derechistas son, por lo común, malévolas, porque ellos abrigan sentimientos hostiles. El que sea buena o mala la intención es algo perceptible y no imaginario.
   
La presente campaña de crítica y de rectificación la emprendió el Partido Comunista. Las hierbas venenosas crecen junto con las flores fragantes, y los monstruos y demonios surgen al lado de los unicornios y fénix. Esto es lo que preveíamos y esperábamos. Después de todo, lo bueno existe en mayor cantidad que lo malo. Cuando algunos dicen que echamos el anzuelo para atrapar peces grandes, nosotros afirmamos que queremos escardar hierbas venenosas; se trata de una misma cosa expresada en distintas formas. A fin de alcanzar sus propósitos, los derechistas, que albergan sentimientos anticomunistas, no reparan en nada con tal de desatar en las tierras de China un tifón con una
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Fuerza mayor de siete, tan violento como para destruir cultivos y casas. Cuanto más irrazonables se muestren en sus actos, tanto menos tardarán en revelarse como lo contrario de lo que parecían ser en el pasado, cuando fingían cooperar con el Partido Comunista y aceptar su dirección, y, de este modo, el pueblo caerá en la cuenta de que no son sino un puñado de monstruos y demonios, opuestos al Partido Comunista y al pueblo. Entonces se sepultarán a sí mismos. ¿Qué tiene esto de malo?
   
Hay dos caminos para los derechistas. El uno es meter el rabo entre las piernas y corregirse, y el otro, seguir provocando disturbios y cavar así su propia tumba. Señores derechistas, está en las manos de ustedes (sólo por un plazo breve) la iniciativa de optar por uno u otro camino.
   
Existen en nuestro país varios criterios que nos permiten discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, en cuanto al comportamiento político de la burguesía y de los intelectuales burgueses. Los principales consisten en ver si aceptan realmente el socialismo y la dirección del Partido Comunista. Estos dos criterios hace mucho que ellos los reconocieron, pero ahora algunos pretenden retractarse; tal proceder es inadmisible. Con sólo renegar de esos dos criterios, ya no tendrán cabida en la República Popular China. El ideal de ustedes está en el mundo occidental (llamado también "mundo libre"). Pues bien, ¡váyanse allá!
   
¿Por qué se ha permitido insertar en los periódicos tal cantidad de declaraciones reaccionarias y mefíticas? El propósito ha sido que el pueblo conozca estas hierbas y vahos venenosos y acabe con ellos.
   
"¿Por qué ustedes no dijeron esto antes?" ¿Cómo que no? ¿Acaso no dijimos ya hace tiempo que toda hierba venenosa debía ser escardada
   
"¿No se salen ustedes de la realidad cuando diferencian a la gente en elementos de izquierda, de centro y de derecha?" Excepto en los parajes desérticos, allí donde hay grupos humanos invariablemente existen izquierda, centro y derecha. Esto seguirá siendo así incluso después de diez mil años. ¿A qué viene eso de que nos salimos de la realidad? Tal diferenciación orienta a las masas para juzgar a la gente y contribuye a ganarse a los elementos de centro y aislar a los derechistas.
   
"¿Por qué no intentan ustedes ganarse a los derechistas?" Sí, lo haremos. Pero sólo será posible cuando ellos se sientan aislados. ¿Como van a entrar en los carriles ahora, cuando andan con el rabo
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erguido hasta las nubes y tratan de quitar de en medio al Partido Comunista? El aislamiento traerá como consecuencia la disgregación, y disgregar a los derechistas es lo que debemos hacer. Siempre hemos diferenciado a la gente en elementos de izquierda, de centro y de derecha o, para decirlo con otras palabras, en avanzados, intermedios y atrasados. Esto no es nada nuevo, sólo que algunos son olvidadizos.
   
¿.Se les impondrá un "correctivo" severo? Eso depende de cómo se comporten en adelante los señores derechistas. Las hierbas venenosas tienen que ser escardadas, y de lo que aquí se trata es de una escarda en el terreno ideológico. Otra cosa es imponer un "correctivo". Nadie será objeto de un "correctivo" a menos que llegue a "violar gravemente la ley". ¿Qué significa "violar gravemente la ley"? Significa causar grandes perjuicios a los intereses del Estado y del pueblo, perjuicios que se ocasionan al actuar arbitrariamente haciendo caso omiso de repetidas advertencias. En cuanto a los que cometen errores ordinarios, con mayor razón se les debe aplicar el principio de tratar la enfermedad para salvar al paciente. Es ésta una distinción apropiada, aplicable tanto dentro como fuera del Partido. Desde luego, un "correctivo" también significa tratar la enfermedad para salvar al paciente.
   
¿Cuánto tiempo requerirá el Partido para cumplir la tarea de rectificación? Ahora, cuando la situación se desarrolla a un ritmo muy acelerado, las relaciones entre el Partido y las masas van a mejorar rápidamente. A lo que parece, el cumplimiento de esta tarea sólo requiere unas semanas en algunos lugares, varios meses en otros y alrededor de un año en el resto (por ejemplo, en las zonas rurales). En cambio, el estudio del marxismo y la elevación del nivel ideológico necesitarán un tiempo más largo.
   
Nuestra unidad y lucha con la burguesía y los intelectuales se extenderán por largo tiempo. Cuando la campaña de rectificación en el seno del Partido Comunista haya terminado básicamente, propondremos que los partidos democráticos y los diversos círculos sociales realicen también campañas de rectificación, las cuales acelerarán su progreso y facilitarán el aislamiento del puñado de elementos de derecha. En el momento actual, las personas de fuera del Partido nos ayudan en nuestra rectificación; luego, nosotros les ayudaremos en la suya. He aquí una ayuda mutua para rectificar lo que hay de malo, convirtiéndolo en su contrario, en algo bueno. Esto es precisamente lo que el pueblo espera de nosotros. Debemos responder a sus esperanzas.